Joel agrandó los ojos ante la súbita entrada de Alisson a su carro.
— ¿Pero qué...? — él pensó por un momento que estaba soñando, imaginado todo. Quizás el no verla le había provocado esto.
— ¿Qué tal está hoy? ¿Me extrañó?
Su voz, su voz era definitiva e indudablemente la perdición de Joel.
Allí estaba ella, mirándolo entretenida, viendo el calvario en el que se debatía moralmente. Ahí fue cuando él se dio cuenta, que ella estaba realmente allí, no era producto de su imaginación, miró a todos lados por los cristales del carro, buscando a ver quién pudo haberse dado cuenta de la entrada de Alisson a su carro.
—Sal del carro —le dijo con voz grave, una vez que se había repuesto del shock — Sal del carro Alisson. Es mucho atrevimiento de tu parte, te has superado esta vez.
—No entiendo por qué te alejas. No te he hecho ninguna propuesta y ya me plantas cara de asesino — ella hizo un puchero y el casi cede ante ella.
— Alisson, no voy a repetirlo otra vez.
—No lo hagas. Me gusta que dejaras el señorita guardado. Odio que me trates igual que a las demás, cuando ambos sabemos que no puedes quitarme los ojos de encima.
—Eres intensa. ¿Te lo han dicho ya? —era irónica la situación.
Una parte de él deseó desde el miércoles pasado, tenerla a su disposición, debía reconocer ante sí mismo y ante su propia masculinidad, ante su ego, ella sólo lo miraba con sus enormes ojos marrones, con ese brillo malicioso que lo había cautivado desde el primer momento. Joel había soñado las mil maneras de tenerla a solas, de poder tocar tu piel de saber, confirmar que sus labios verdaderamente lo harían en lo que fue su placer.
— Si. Ya me lo han dicho.
— ¿Puedes bajar del carro, Alisson? De verdad. — Joel se tocó el puente de la nariz, comenzaba a subirle un dolor de cabeza.
— Piensas demasiado en lo que dirán.
Joel no entendía para nada la forma de ella lanzarse, como si en verdad no le importara nada, como si para ella fuese pecata minuta el que la vieran con un profesor.
— ¿Acaso no te preocupa a ti? - era cierto que lo traía loco, pero por lo que tanto había luchado, no iba a tirarlo por la boda.
— Siento que al menos lo estás considerando. — ella puso la mano en la manija de la puerta — Me alegro de no ser la única interesada. Me he pasado el fin de semana pensando en que todo era producto de imaginación.
— ¡Dios! - Joel se pasó la mano desesperado y angustiado por el cabello. Esto era una locura — ¿Siempre dices lo que piensas?
— ¿Cuál es el problema con eso? Siempre que no lastime a nadie, puedo decir lo que siento.
— Soy tu maestro de matemáticas. — Le recordó el. Era bizarro pensarlo siquiera — Debes ser hasta menor de edad. ¡No se cual es tu interes en mi! ¿ Es alguna clase de fantasía sexual? ¿ Eso es? ¿Estar con un tipo mayor o con un profesor?
— Estás haciendo un drama de todo esto. Me gustas, eso es todo.
— Salga del carro — Le repitió de nuevo. No iba a caer en su juego. Él debía ser mucho más sabio que ella sobre esa situación.
No iba a dejarse llevar por sus hormonas y los ojos de Alison.
No iba a perder por lo que había trabajado por un polvo de un par de horas.
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Su Alumna (EN EDICIÓN)
RomanceJoel Galeano es un profesor de matemáticas, que siente una gran atracción sexual por una de sus alumnas. El cuatrimestre apenas comienza y él no sabe cuantas veces se ha tocado asi mismo para bajar la dureza que le provoca Alisson Méndez. ¿Romperá...