Capitulo 26. Sin ella

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Joel Galeano

—Te dignaste en regresar a tu casa, Alisson — dijo entrando y caminando hacia ella.

Joel se colocó delante de Alisson actuando por el impulso de protegerla. Ese hombre tenía cara de pocos amigos y los ojos inyectados de sangre y alcohol.

—Quítate. Ya te dije que no quería volver a verte cerca de Alisson. — Roberto se dirigió a él apuntándole con el dedo índice. — Eres rico, pero no captas. Ya se ve que en el dinero no está la inteligencia.

—No voy a moverme. No vas a hacerle daño. — Si había algo que Joel odiaba, era que las personas se creyeran dueños de los demás, de los más indefensos, y para él, Alisson era un alma inocente en una familia corrompida.

Lo supo.

Ella y sus miedos, ella no queriendo que él se acercara. Ella un día dejándose llevar y besándolo y al siguiente mirándolo con frialdad. No debía ser fácil vivir con un constante sufrimiento en casa.

—Mira viejo — Roberto sacó una navaja de su espalda baja y la subió, moviéndola entre sus dedos. Joel se alejó un paso atrás por instinto. — No quiero joderte, pero me lo pones difícil. Deja que hable con mi hermanita.

—Joel, vete por favor — Alisson estaba dejando salir las lágrimas y el llanto, le molestaba verse en una posición tan complicada. No porque culpara a Alisson, más bien porque no sabía cómo salvarla. No cuando ella quería permanecer allí.

— No voy a dejarte. — se giró hacia ella y la miró a los ojos. —No voy a dejarte. — repitió para que ella viera la verdad en sus ojos.

—Que ternura. — se burló Roberto. — ¡Te crees que eres grande! Qué puedes irte con cualquiera y amaneces fuera de la casa y llegar como si nada. ¿Qué crees? ¿Que anoche no nos dimos cuenta?

—Ella se siente adulta ya. Cómo trabaja y gana dinero con ese Tony. — Dijo la madre de ellos, ella no se daba cuenta que estaba incitando a la violencia con sus comentarios. Ese hombre era una bomba de tiempo, un movimiento o palabra en falso y explotaba.

Joel lo vio en sus ojos, y quiso proteger a Alisson a toda costa.

—Te hablaré más tarde. Ahora vete. —le dijo ella —Tengo que hablar con mi familia. —Ella le sonrió, aun cuando sus ojos lloraban angustiados. —Hazme caso. —Susurro.

El la dejo ir, se giró al hermano de Alison y por primera vez en su vida se vio tentado a amenazar a otro hombre sin pensar en las repercusiones que esto podía provocar.

—Si le pones un dedo encima, un solo dedo, un rasguño...Acabaré contigo. No me importa que tan delincuente seas. Me vale una mierda que te creas Batman. Te hare joder. Caerás en la cárcel y ningún abogado podrá sacarte. ¿Porque sabes qué? Mi dinero no es solo para carros. Te hundiré. Así que piénsalo bien hasta para hablarle duro a Alisson.

Roberto Méndez se quedó viéndolo con los ojos votando fuego y pasándose la lengua por los labios de una manera grotesca, se pegó a él, hasta que sus respiraciones chocaron. Joel era más alto que el, pero menos intimidante.

—¿Crees que puedes venir a mi casa y amenazarme? ¿Te crees duro blanquito? Cogerse a mi hermana no te da derecho a venir a mi casa y decirme que hacer. Si ella se gana sus golpes ni modo. No puedo hacer nada para evitar su brutalidad. —Él se carcajeo sin dejar de mirarlo. Parecía disfrutar la situación. Joel miraba la nava por el rabillo del ojo.

—No quiero tener inconvenientes contigo. Es más, le propuse casarme con ella. ¿sabes que me dijo? Que no. Que no quiere verme mezclado con alguien con tu.

Su Alumna (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora