— Dejaste muy claro tu opinión con respecto a mi. No creo que ya sea momento de venir a preocuparte — Aunque la respuesta de Alisson molesta un poco a Joel, este se limita a asentir y seguir escuchandola. — Estoy bien, estoy entera, gracias por la preocupación, lamento haber rondado por tu cabeza tantas horas.
Ella se quedó mirándolo como si esperara que él le dijera algo, en cambio, Joel se limitó a mirarla embobado.
Ella tenía unas ojeras que no había intentado ocultar con maquillaje, y si lo había intentado, el resultado había sido funesto, pues la cara no mentía, estaba agotada, quizás incluso había estado llorando.
Este pensamiento no tranquilizó para nada a Joel, quien había descubierto qué tanto podía salir afectado por pensar en Alisson. Cada dia y noche desde que el cuatrimestre había dado inicio, desde el momento en que sus ojos se posaron en ese duendecillo mezclado con campanita, no había logrado sacarla de su cabeza. Solo podía concebir ideas prosaicas y sexuales: Ella desnuda sobre su mesa del comedor, recostada en el mueble con un conjunto rojo que destacaba en su piel blanca.
Era una pesadilla.
— ¿Me dirás quien te hizo eso? — preguntó por fin.
— No te preocupes. No es nada que ya... — ella se interrumpió y bajó la mirada.
— ¿Nada que, Alisson? — Joel dio un paso a ella y su mano se posó instintivamente en la mejilla de Alisson. Un dedo fue suficiente para sentir que su mundo giraba en torno a esa mujer que tenía enfrente con ojos marrones y cabello oscuro, tan fino y sedoso. El hecho de llevarle bastante altura, hacía que ella tuviese que inclinar su cabeza y mirar hacia arriba, y le daba a Joel la oportunidad de ver algo que no había notado: sus hebras eran tan finas que su cráneo se podía apreciar bastante fácil.
— Definitivamente con esto rompes las reglas Joel.
La compostura regresó a su cerebro y Joel se alejó al escuchar las palabras de Alisson, no sin antes haber sentido una corriente eléctrica que pasó desde su dedo índice hasta sus pies.
Jamás había sentido algo así con ninguna mujer.
— ¿Te había pegado antes? — Joel sintió como sus orejas se calentaban con solo imaginar a alguien aprovechándose de esa chica.
Ella no es que fuera una inocente mariposa, pero sin duda, en comparación con un hombre, una mujer tan delgada y pequeña como Alisson siempre tendría las de perder.
—No veo porque eso debe ser un tema de conversación entre tu y yo. No soy más que una estudiante de Matemática Básica.
— No lo pongas así Alisson. — Pero ella tenía razón. Ella se estremeció por unos instantes, Joel vio cada espasmo y quiso abrazarla de inmediato, pero como si ella analizara sus pensamientos, se alejó de él dando un paso atrás.
— Es que no hay otra forma de ponerlo. no logro entender qué ha cambiado que ahora súbitamente te preocupas por la loca de las pelucas. .
— Yo no entiendo porque siendo tan inteligente trabajas en un bar, pero lo dejo pasar de igual forma. No entiendo porque usas peluca si tienes un cabello hermoso, no entiendo porque te enfrascas en usar las uñas tan extravagantes... — sentía la necesidad de tomarse tres shots de tequila para calmar la ansiedad que se comenzaba a apoderarse de su cuerpo.
— Okay, ya entendí, para ser un profesor de matemáticas hay muchas cosas que no entiendes.
— No entiendo porque no me das una sola pista. Quiero saber quien te hizo eso. Necesito saber que estarás bien cuando regreses esta noche a tu casa.
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Su Alumna (EN EDICIÓN)
RomansJoel Galeano es un profesor de matemáticas, que siente una gran atracción sexual por una de sus alumnas. El cuatrimestre apenas comienza y él no sabe cuantas veces se ha tocado asi mismo para bajar la dureza que le provoca Alisson Méndez. ¿Romperá...