Capitulo 18. Verlo otra vez

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Alisson escuchó su confesión en voz alta y no le pareció tan descabellada. ¡maldición! Esa era la verdad. No podía dejar de pensar en él ni un solo minuto. Quizá no tuviera experiencia en el amor, ni en relaciones, ni en sexo mucho menos, pero sabía que no era pasajero lo que sentía por Joel.

— ¿Qué dijiste?

— Tu me escuchaste. No te hagas el idiota — Le respondió ella sonriendo. — Pero igual te lo repito. Tu me...

— Okay, ya está — Él se acercó en un abrir y cerrar de ojos y la besó.

Fue un beso con ansias, con deseo puro y sincero, Alisson subió un poco el rostro buscando más su tacto, buscando profundizar un poco más el beso.

No podía creerse que estuviera besando a Joel.

Sus neuronas estaban prácticamente haciendo corto circuito y su corazón, acelerado, como en una competencia de caballos, le indicaba que estaba a punto de tener una embolia emocional.

Joel se separó de ella y la miró con los labios enrojecidos y la mirada vidriosa.

— ¿Que hiciste? — Exclamó él mirándola confundido.

— ¿Yo?

— Si tu. Tu acercandote así..

— ¡No puedo creer que estes dandole la vuelt aa esto y volviendolo mi culpa! ¡Tu te acercaste! Tu y solo tu.

— No te obligue a aceptarlo.

— ¿Osea que reconocer que si fuiste quien lo inició? — Ella sintió su pequeña victoria como si hubiera ganado la lotería.

— No reconozco nada — Joel miró encima de su cabeza. Tenían publico y ella no se había percatado.

Ella miró sobre su hombro, solo era el seguirdad del bar. Un hombre que estaba más pendiente de la vida de los demás que de la suya propia.

— Vamos a otro lugar para que hablemos. — Joel le dice mientras se pasa la mano por el cabello.

Ella estaba deseosa de hacer eso. De ser ella quien lo despeinara, quien lo tocara, quien mordiera sus labios.

— ¿Que? — Preguntó dándose cuenta que el la miraba como si esperara que ella respondiera a algo. — Lo siento.

— Vamos — El agarro su mano derecha y la entrelazo con sus dedos, el calor invadió todo el cuerpo de Alisson como si fuera una corriente eléctrica. Una tormenta electrica en su minúsculo cuerpo. Estaba de la mano con Joel.

No le importaba si él lo había hecho solo porque ella estaba muy pasmada y atorada en el suelo como para reaccionar.

SI por ella era, él bien podía arrastrarla por todo un cuarto de hotel. No le importaba.

Aparentemente eso se sentía al estar en un vaivén de emociones gracias a la desinhibición producto del consumo de los dos vasos de whisky.

Ella que escasamente se tomaba una cerveza peque para no pasar por aburrida.

Su cuerpo no estaba acostumbrado a ese grado de alcohol, pero una pequeña parte de ella supo lo que hacía, y aún así lo hizo.

Se montaron en el carro de Joel, ella aun sonreía muerta de nervios y a la vez loca por volarle encima, como si otra mujer hubiera poseído su cuerpo, una que no era virgen, que no era inocente, que sabía lo que quería y cuando lo quería.

— No puedo creer que me hagas esto — Escuchó ella que Joel decía.

— No te he hecho nada — Ella puso la mano sobre el muslo de él, aun con la tela de este, ella podía sentir su calor y se lo hizo sentir a él. — No aun.

Su Alumna (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora