Capitulo 17. El bar de Tony

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Esa misma noche en bar de Tony, Alisson no dejaba de pensar en cómo Joel se había preocupado por ella. Una preocupación que había tardado en comprender, pues no era muy diestra en el área de los sentimientos. Su familia no era muy cariñosa que pudiera llamarse, ni siquiera su madre cuando ella era aún una niña, fue capaz de enseñarle la forma correcta de amar y de preocuparse por las personas. Alisson se crió con la singular creencia de que en el mundo debía existir algo más que golpes y pasar necesidades.

El bar estaba lleno esa noche, había lo que en república dominicana se llamaba cubetazo. Ponían ofertas de seis cervezas pequeñas por un precio que los bebedores no podían eludir, y eso le convenía a Alisson, pues ella vivía de lo que podía conseguir de forma extra.

Las propuestas indecentes no faltaban, estaba ya acostumbrada a bregar con toda clase de hombres descarados y que le gustaba propasarse con ella. Había tenido que tolerar el manoseo descaro e intencional de alguno de ellos. Intentaba no causar inconvenientes, pues allí en el bar de Tony iban toda clase de maleantes y de jóvenes problemáticos y pasados de drogas y alcohol.

Con un hombre con Roberto de hermano mayor, con sus malcriadeces y su tendencia a ocasionarle daño a lo que le llevara la contraria, pues claramente Alisson había desarrollado un arma contra las ofensas y los maltratos.

— Mi amor, tráeme otra cubeta — escuchó que le decía uno de los hombres refiriéndose a la oferta de cervezas.

Era increíble cómo podía estar allí, y sentirse que no estaba. Rodeada de personas que no conocía y que tampoco les importaba lo que a ella le aconteciera.

Excepto por Tony. Ella no era tonta, sabía que él estaba gustando de ella. Quizá no como un cuento de hadas, o una novela de las televisadas que su madre pasaba horas viendo, pero la verdad es que él estaba enamorado, cautivado. El color de piel de Alisson no era muy común, era tan blanca como la leche, la única que era de tez tan clara de su casa era ella. Estaba acostumbrada a ser la oveja blanca de la casa. Sus ojos marrones eran más claros que los de sus padres, por no pensar en Roberto que había sacado los ojos prácticamente negros. Su cabello era tan ligero como el viento, y el cráneo podía casi vérsele por completo. Por eso la peluca le resultaba atractiva. Con ella no llamaba tanto a la atención. Incluso llevar el cabello suelto, era un lujo que podía permitirse ahora, pues hacía unos años, llevar la cola suelta, era un aviso para que los ladrones pasaran con tijeras y se la cortaran de un tirón para venderlo en el mercado de las extensiones de cabello.

— ¿Vas bien? — Michael le preguntó mirándola de arriba abajo. Uno más que desearía tenerla de rodillas haciéndole un oral. Ella lo sabía y aun así, desechaba sus constantes invitaciones.

Alisson deseaba por momentos vivir en un país donde los hombres no tuvieran la oportunidad de vociferar en las calles cosas como: ¡Que culo tan rico mami! ¡Tanta carne y yo comiendo hueso! ¡Mami ven pa' enseñarte lo que es un hombre de verdad!

Y así era Michael, uno más del montón, uno de los que quería con ella para pasar el rato, una semana, tal vez dos, lo que le durara el deseo carnal que llevaba por tantos meses.

— Todo bien. — respondió ella sonriéndole.

El tema con esos hombres como él, era que la mujer no podía cerrarse por completo. Las mujeres de hoy en día, viven en una sociedad depravada, una en la que si se negaban en rotundo, representaban un reto para el hombre, uno reto para demostrarse a él y a los demás que podían poseerla, que no iban a valer los desplante ni los boches, ni las maneras despectivas de tratarlos. El simple hecho de decir no me molestes, no me interesa, lo siento, pero no me gustas, era un motivo suficiente, para aquellos que tenían la mente podrida y que fueran un cuerpo lleno de inseguridades y maldad, te persiguieran y te obligaran a estar con ellos.

Su Alumna (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora