Epílogo

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Alisson

Fue ella quien lo invitó a su nuevo apartamento. Uno que le quedaba cerca del bar de Tony, en el cual no tenía que preocuparse por gastos de transporte.

Su vida había cambiado radicalmente en los últimos meses.

Tony había confiado en ella lo suficiente como para dejarla administrar el pequeño bar, pues el estaba abriendo un nuevo proyecto, más grande y que ameritaba su entera disposición. Al Alisson estar a punto de graduarse y conseguir su título universitario, la idea no le resultó una locura. Le cayó como anillo al dedo. Ella jamás había querido trabajar en un bar, pues el hecho de hacerlo implicaba el peligro de tratar con toda clase de personas.

Borrachos, malparidos, acosadores y demás molestos clientes. No eran todos los que visitaban el bar incómodos clientes, pero era algo que tuvo que aceptar. Ahora con esa oportunidad, no tendría que trabajar en las noches, era más bien para encargarse de surtir, de manejar inventarios y de controlar las ventas.

Durante los meses que estuvo alejada de Joel, un experimento que en un inicio había creído fácil y sencillo, se dio cuenta del martirio en el que se había obligado a sí misma a estar.

Ella lo amaba.

Con locura.

Pero arrastraba demasiado para involucrar a alguien tan bueno y atento como lo era Joel Galeano. Él no tenía idea en lo que se metería si se involucraba con ella.

Ahora todo le iba resultando mejor. No por el hecho de conseguir el título, lo que nadie en su familia creyó posible, sino que su madre estaba más encaminada a la salud y la estabilidad emocional.

Increíblemente, después de Roberto casi matarla, su madre decidió por cuenta propia buscar ayuda en un grupo de apoyo para alcohólicos, cosa que Alisson ni estaba enterada que existía en su país.

Eran cosas que se veían lejanas, en novelas, en libros, fuera de su entorno y lugar de nacimiento; cosa de ricos y extranjeros.

Pero lo real, era que había grupos de apoyos y su madre estaba intentando cambiar. Había logrado conseguir una botellita de metal pequeña, como señal de avance y de sobriedad.

Llevaba tres meses sobria y Alisson no cabía de la felicidad.

Aun así, había cumplido su sueño de mudarse de la casa.

El departamento era pequeño, pero cumplía con la función principal: independización.

La atracción que sentía por Joel, no era de este planeta. Era intensa y casi dolorosa. Por supuesto que era hermoso estar enamorado de un hombre tan atractivo como Joel, aunque se había alejado, procurando mantener distancia, no había podido olvidar ni un ápice. Estaba incrustado en su piel. Pero su consciencia siempre había sido más fuerte, y no lo había ido a buscar. Procuro mantener distancias y no topárselo en los pasillos.

—Me gusta — dijo él cuando hubieron entrado.

—¿Sí? Se que no es la gran cosa comparado con tu aparta...

—Debes dejar de comparar lo que tienen los demás con lo que tu, bajo esfuerzo y sacrificio has logrado obtener.

—Vaya...eso hasta rimó — dijo ella riéndose.

—Me hace feliz que estés feliz. Me gusta ver esa sonrisa en tus ojos.

—No digas tonterías — el rubor le subió a la cara y le llegó hasta las orejas. Olvidaba lo coqueto y transparente que era Joel. Lo bien que se sentía a su lado, y lo fácil que era conversar.

Su Alumna (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora