Joel se levantó temprano para organizar todo lo que debía llevarse a la clase de miércoles. Había pasado un día de perros el día anterior, la incertidumbre lo carcomía, no tenía idea de que las dudas y el desconocimiento podrían ocasionar hasta acidez en el estómago.
No había visto ni sombra de Alisson en el martes completo. Se esforzó en dar sus clases sin mostrar su pesadumbre, pero solo podía revivir una y otra vez el tipo moreno subiendo y desapareciendo por la misma escalera que Alisson lo había hecho.
Era odioso no tener el control y el conocimiento de lo que allí había sucedido.
— Hola Joel. Perdone te llame ahora. Supongo estás saliendo para la universidad — Lo saludó una voz conocida cuando respondió el teléfono.
¿Siete de la mañana? ¿Quién podía estar despierto a esa hora con deseos de llamar?
Joel miró la pantalla y se percató que ya eran las ocho menos cuarto. Ya se había preparado el café y se lo había tomado mientras escogía el pantalón marrón y la camisa blanca.
— Andrea — saludó él.
— Solo llamo para asegurarme que recuerdes llamar o hablar con quién...bueno ya sabes — ella desvariaba. Él sabía que era incómodo para Andrea verse en la necesidad de pedir su ayuda.
De la única manera que ella lo llamaba y pedía lo que fuera, era si el motivo principal era su hijo.
Aunque fuese para comprar todo tipo de frivolidades que ella entendía Charlie necesitaba.
— ¿Que? — Solo le pregunto por molestarla. Él sabía lo incómoda que estaba.
— No me hagas repetirlo. — gruño ella del otro lado de la línea.
— Tranquila — él se rio un tantito y continuo — Lo tengo pendiente. Hoy hablo con una abogada que una de mis hermanas de recomendó.
— ¿Cual? ¿Sabe de inmobiliario? ¿es buena?
— Primero que nada, no la conozco, no tengo idea de si sabe o no, pero Eleonor dice que ella es responsable. Vino de trabajar en una gran firma en estados unidos, tiene dos años aquí. — Le comento el mientras se terminaba de abrochar la camisa y agarraba el bulto. — Debo irme, se me hace tarde.
— Gracias Joel. Se que no tienes que ayudarme, en verdad eres quien menos debe ayudarme...
— Tranquila, vuelvo y te repito, estoy aquí para ti siempre que lo necesites. No importa que ya no estemos juntos, eres importante para mí.
— Porque soy la madre de Charlie. — Sentenció ella simple.
— No. — él no entendía porque ella siempre sacaba a relucir ese tema, tenía una necesidad constante de escuchar que ella era importante para el.
— ¿No? — Susurró ella a tal punto que Joel pensó que se lo había imaginado.
— Sabes que no. Te quería antes de que tuvieras a Charlie. Ahora me voy. hablamos en la tarde después que me reúna con la abogada.
— Gracias Joel.
Ella cerró y Joel se alegró de poder estar en calma otra vez. Cada vez que hablaba con ella, durante los dos años que habían transcurrido desde su separación, siempre era lo mismo, se le paraliza el corazón y el oído le zumbaba horrible.
Joel cerró la puerta de su aparta estudio y bajó deprisa los escalones. No tiene parqueo donde vivía, por ende, se parqueaba en la calle, pegadito de la acera.
Era una zona tranquila, prácticamente universitaria. Muchos de los edificios estaban habitados por estudiantes extranjeros o de distintas provincias del país, que había venido a estudiar y buscar un futuro a la gran ciudad. Era fácil ver en un apartamento cinco estudiantes, se dividían el costo de la renta y lo básico como internet y electricidad.
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Su Alumna (EN EDICIÓN)
RomanceJoel Galeano es un profesor de matemáticas, que siente una gran atracción sexual por una de sus alumnas. El cuatrimestre apenas comienza y él no sabe cuantas veces se ha tocado asi mismo para bajar la dureza que le provoca Alisson Méndez. ¿Romperá...