Capitulo 10. Pensándole

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Joel se odió de inmediato por la niñería que había hecho.

Cierto era que no tenía forma de imaginarse que ella estaría en esa condición. Terminó la clase con una ira que no podía controlar. Incluso despachó a los estudiantes con veinte minutos de anticipación. Las manos le temblaban y las ideas ya no podía coordinarlas.

¿Quién le había puesto la mano encima a Alisson? ¿Sería el tipo de los tatuajes? ¿Por qué le habían hecho eso?

En su piel blanca ese hematoma destacaba como la mierda.

Era tan obvio, que se maldijo diez veces por no percatarse cuando la vio entrar al aula.

¿Qué escondía Alisson cuando salía de clases? ¿Quién era ella realmente?

No paraba de hacerse preguntas mientras caminaba con dirección al auto. Había pautado la cita con la abogada de derecho inmobiliario que iba a ayudarlo con el caso de Andrea, para las diez treinta de la mañana.

La oficina de la abogada estaba cerca de la casa de Andrea, pero como no sabía qué respuesta obtendria de la abogada que Eleonor le había recomendado, lo mejor para él y su ex, era no verse de inmediato.

Eso se decía él mientras conducía, pasando justo enfrente a la casa de Andrea.

Tres minutos después se detuvo frente a la oficina que decía: López & Asociados Inmobiliaria. Legislación de tierras, litis sob. Der. Registrados, Determinación, Deslindes, Titulación de Terreno y Más.

Era un local de dos niveles, pintado de color blanco, con una puerta de cristal que Joel se imaginaba era la entrada. Dos farolas alumbraban el parqueo del edificio. Había lugar para cuatro autos, dos de los puestos estaban ocupados. Joel distinguió el nombre de uno de los abogados: Maria Lopez.

Caminó tranquilo con el móvil en la mano y poniendo el seguro con la alarma de mando a distancia.

La zona era tranquila, pero Joel se había acostumbrado a no confiarse en ningún lugar que estuviera, mucho menos en el distrito nacional, allí había visto toda clase de atracos, y en caso de no haberlo visto en sus casi veinte años viviendo en Santo Domingo, de seguro que lo había escuchado.

— Buenos días — Saludó a la joven secretaria que estaba en la entrada. — Busco a la Abogada.

La joven se quedó mirándolo un rato sin reaccionar.

Joel miró el reloj que llevaba puesto en la muñeca, no tenía todo el tiempo y tenía que regresar a la universidad.

— Joven, disculpe. Tengo una cita con la abogada — repitió Joel comenzando a molestarse.

— Buenos días — escuchó que hablaba una mujer detrás de él.

Era un morena bastante singular. Delgada y con el pelo corto encima de los hombros, un color similar a la miel, sus ojos color café brillante lo miraron curiosos. — ¿Siempre evalúa a las personas así? Es de muy mal gusto. Por si no lo sabía.

Joel carraspeo por saberse pecador.

— Disculpe. Busco a la Abogada...

— Ya escuche que se lo dijo a la joven. Disculpe, tiene poco tiempo en la oficina. — La morena se dirigió a la secretaria y le dijo sonriendo — Iamdra, traele algo de tomar al caballero. — ¿Cafe, refresco, vino?

Ella le preguntó dando un paso hacia Joel.

La mujer tenía una seguridad envidiable, se dijo Joel.

— Un Café estaría bien. — Respondió.

— En un momento se lo traen. Mientras puede decirme como le ayudo. — La morena le extendió una mano y él la tomó de inmediato, cautivado por la frescura de su belleza.

Su Alumna (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora