Joel condujo intentando no prestar atención a la tentación que tenía en el asiento de acompañante. Por su parte, ella parecía tener toda clase de pensamientos interesantes, pues tampoco había intentado sacar conversación. Se limitó a indicar por donde vivía a Joel y a mirar por la ventana del carro.
La calle estaba desierta, por cada una de las zonas por las que se adentraba, Joel solo podía observar cómo iba pasando de una zona a otra, de lujos a precarias construcciones. Las casas se comenzaban a escasear y pasaban solo a ver edificios de tres y cuatro niveles, los cuales Joel casi se atrevía a apostar que tenían más de treinta años de construcción.
— Gira a la izquierda, por favor — Por fin le dijo ella, mientras se removía en el asiento.
— ¿Estas bien? Pareciera que te pones más incómoda por minutos. — Joel se sentía molesto por la actitud silenciosa de Alisson, generalmente ella tenía algo que decir.
Así había sido las cada vez que la veía.
— Todo está bien — Ella mintió y él lo supo de inmediato.
— ¿Puedo hacerte una pregunta, Alisson?
— Parece que ya la estás haciendo — Dijo ella.
— Otra pregunta entonces — murmuró él.
— Para ser un profesor hablas muy bajito Joel. ¿No estudiaste etiqueta y protocolo? dicen que a los hijos de ricos le dan esa clase de asignaturas.
— Parece que no fui muy rico que digamos. — Él apretó aún más el guía de carro. Se estaba poniendo más tenso de lo que había estado en toda su vida.
— ¿Cuál era la pregunta? —Ella siguió mirando por la ventana, pero al menos le daba la oportunidad a Joel de conseguir la respuesta a la pregunta que lo había estado torturando desde que la vio en el bar.
— ¿Por qué usas la peluca? — Soltó el sin preámbulos.
— Vaya, esa no me la esperaba — Él captó el movimiento que ella hizo de descruzar las piernas.
Alisson se veía de ser posible, más pequeña de lo que era, quizás era el tema de estar al lado de él en el carro, considerando que el medía dos metros, y ella era lo más parecido a un duende que había visto, montada en su carro, al lado de él, separados por el portavasos y la palanca de cambios, lucia aun minúscula.
— ¿Cuál es tu color natural?
— Esas son dos preguntas Joel ¿o debo comenzar a llamarte profesor otra vez? — Ella hizo un sonido como si se estuviese riendo o tosiendo o ambas cosas a la vez. — Detente detrás de ese carro azul.
Joel hizo lo que ella le pidió y se estacionó detrás del Chevy que había visto mejores tiempo. Entre magulladuras y falta de pintura, no sabía que lo hacía verse más destartalado.
— Llegamos. Gracias por traerme. Nos vemos el miércoles. — Ella se despide de Joel a la vez que ponía la mano en el manubrio de la puerta.
— ¿No me dirás porque usas peluca para ir a trabajar? — Joel extendió una mano y agarro el manubrio antes de ella poder salir, haciendo que el cuerpo de él quedara prácticamente encima de ella.
— Estoy segura que ahora mismo estás rompiendo al menos una de las mil reglas que te has impuesto con relación a mi o a cualquier estudiante — Ella quito su mano de manubrio y las entrelazo encima de sus muslos. — Vamos a dejarlo para otro día. No puedo estar mucho tiempo aquí en el carro contigo.
— En el parqueo de la universidad no te importó estar encerrada conmigo — Él se acomodó en su asiento y se quitó el cinturón, para luego apagar el carro girando la llave — ¿Cuál es tu color natural? ¿En qué edificio vives? ¿Porque cambias de humor tan rápido?
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Su Alumna (EN EDICIÓN)
RomanceJoel Galeano es un profesor de matemáticas, que siente una gran atracción sexual por una de sus alumnas. El cuatrimestre apenas comienza y él no sabe cuantas veces se ha tocado asi mismo para bajar la dureza que le provoca Alisson Méndez. ¿Romperá...