— No estés nerviosa — le dijo apretando su mano y transmitiéndole su calor.
El entendía que ella estuviera comiéndose las uñas, jalándose el cabello y queriendo golpear su cabeza contra la ventana del carro.
Había amanecido fuera de su casa por primera vez, según le había dicho antes de salir de su apartamento. Cuando él vio como ella se puso a caminar nerviosa por el pasillo. La luz de la tarde le molestaba, pero pudo notar como la cara de Alisson estaba pálida y asustada.
Se imagina que debía ser algo grande y complejo para Alisson.
Él aún no había hecho ningún comentario sobre lo que había sucedido entre ellos, habían conversado sobre banalidades cuando Carlos se fue del apartamento. Era domingo y al día siguiente tendrían que verse en clases, la burbuja de pasión y romance desaparecería.
— No estoy nerviosa. Estoy que me muero. No sé en qué estaba pensando cuando acepté pasar la noche en tu casa.
— No estábamos pensando ninguno de los dos. — añadió para quitarle, pero a su cumpla. — Y no aceptaste nada. Las cosas resultaron así.
— Supongo que no. — dijo ella asintiendo.
— No pongas esa cara por favor. Odio verte así, como si el mundo se te estuviera cayendo encima.
Ella no emitió comentario.
Joel estaba muriéndose por saber que pasaba por su cabeza en ese momento. No estaba acostumbrado a no saber en qué pie estaba parado. Necesitaba controlarlo todo, por eso lo que sentía por Alisson lo descolocaba tanto, no porque él fuera un tipo hormonal y sentimental, sino porque ella era un plato aparte. Era distinta a las demás. Simple, pero con un trasfondo pesado.
¿Temer a la familia de Alisson?
¿Cómo podía tenerle miedo a algo que no conocía y que no sabía si podía serle malo?
Ella podía temer por su vida y él estaba seguro que si veía algún tipo de mierda cerca de ella, si el hermano se atrevía a levantarle siquiera la voz por no amanecer en la casa la noche anterior, se llevaría a Alisson lejos de ellos.
¿Una locura? Posiblemente.
Con la cabeza caliente no se analizaba nada, mucho menos cuando solo tenía deseos de cogerse a la mujer con la que había soñado por tanto tiempo. Algo de una noche, una relación momentánea que en su momento había resultado tan entendible y lógica, ahora analizándola mientras conducía hacia el final de su tórrido e insuficiente romance, Joel se preguntaba cómo era posible haber terminado en esa posición, pensando cosas como llevarse a Alisson a su casa.
El sexo de una noche, acordado y analizado, establecido como tal, debía de circunscribirse a eso: Sexo por una sola noche, una y ya no te pienso, no te deseo más.
En cambio, ahí estaba él. Mirándola preocupado y deseando poder saciar sus nervios.
Estaba acostumbrado a mantener relaciones sexuales fortuitas, sin compromisos, lo hizo de esa manera con diversas mujeres, incluida Patricia. Ninguna se quejó o se quedó lo suficiente para cambiar su parecer.
Lo malo era, que a pesar de haberse tirado a más mujeres de las que él podía recordar o pensar - su vida después del divorcio y antes del matrimonio dejaba mucho que desear - aunque ahora, por el celibato externo en el matrimonio, se sentía como estúpido. Durmió por dos años con una mujer que no lo quiso nunca como él se pensaba. Fracasó garrafalmente al creer en Andrea y su amor inmortal; con ninguna de ellas había sentido y experimentado lo que tuvo con Alisson la noche anterior. No recordaba haber disfrutado algo así en su vida.
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Su Alumna (EN EDICIÓN)
RomantiekJoel Galeano es un profesor de matemáticas, que siente una gran atracción sexual por una de sus alumnas. El cuatrimestre apenas comienza y él no sabe cuantas veces se ha tocado asi mismo para bajar la dureza que le provoca Alisson Méndez. ¿Romperá...