Capitulo 25. Por las razones incorrectas

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—¿Qué dijiste? — preguntó Alisson quitando la mano de la manija del carro.

Ni Joel se explicaba de dónde había salido esa petición. La propuesta salió, huyendo de sus labios y su cerebro. Buscando un lugar más cálido y hermoso, un lugar como el corazón de Alisson.

Su corazón comenzó a palpitar deprisa, como si estuviera a punto de escapársele la vida.

Pero no era miedo a haber cometido un error, era algo más...era excitación y temor a lo desconocido. Temor a que Alisson se negara.

Para él era bastante lógico lo que proponía. Sentía algo por Alisson imposible de olvidar o pasar por alto, la amó la noche anterior con cada parte de su cuerpo y alma, ella necesitaba su ayuda, su estabilidad, su cuidado. El podía llegar a ser todo para ella.

—Cásate conmigo Alisson. — le volvió a repetir, esta vez mas seguro, mas calmado.

—¡No! Esto. Tú y yo... — ella comenzó a tartamudear y se puso las manos en la cabeza — No quieres eso. Tu no quieres eso.

—No lo sabes, no sabes lo que quiero.

—Por eso. Porque no nos conocemos. No me conoces ni yo a ti. —ella hablaba, aunque no lo mirase y Joel interpretó aquello como una señal de duda. Ella al menos lo estaba considerando.

—No nos conocemos tanto, pero si lo suficiente para saber que no quiero que te vayas de mi vida. No me importa, ¡Me vale un penique las malditas reglas de la sociedad!

—Esto no eres tú. Tu no me quieres, me cogiste, nos gustamos un buen rato....

—No quiero perderte.

—No vas a perderte. Jamás me has tenido. — dicho eso, ella abrió la puerta del carro y salió corriendo hacia su edificio.

Joel salió del carro sin pensárselo dos veces. Apenas cerró la puerta del carro, persiguió a Alisson por la acera.

No iba a gritarle, no quería llamar más la atención. Ese domingo lucia acalorado y de mucha actividad. Muchas personas, vecinos de Alisson estaban en la acera compartiendo y tomando alcohol, las botellas de cerveza le impidieron seguir corriendo, así que disminuyo el paso.

No iba a dejar que se escapara esta vez.

Él había dejado que ella tergiversara sus palabras una primera vez, no se quedaría sentado otra vez. No iba a soportar que ella no le hablara nunca más.

Alisson había tenido razón cuando dijo que ella siempre había estado interesada. Joel había querido lastimarla cuando dijo que había encontrado en otras lo que ella no había querido darle. Solo buscaba la manera de que ella se acercara a él, errado en un nivel supremo. Se había comido los mocos.

Subió las escaleras del edificio donde había visto a Alisson subir la primera vez. Solo que en esa ocasión no estaban los hombres en la escalera, se alegró de aquello, no se creía capaz de lidiar con nadie que no fuera Alisson en ese momento.

Al llegar al segundo piso, vio la primera puerta abierta, se acercó un poco para ver si había señales de Alisson. El edificio parecía tener varios apartamentos pequeños. Pensó en gritar el nombre de Alisson, pero se detuvo.

Lo que encontró allí le dejó de una pieza, frío en primera instancia, y ya luego el fuego atravesó sus venas e impactó su cerebro.

Alisson estaba en el suelo cubriéndose un lado del rostro y una mujer estaba de pie a su lado agarrándose la mano derecha.

Le fue fácil identificar lo que allí había sucedido. Aunque la mujer estaba entrada en edad, unas canas sobresaliendo en gran parte de su cabello, la similitud de rasgos con Alisson era obvia. Ella traía puesta una especie de bata o vestido que le llegaba un poco más debajo del inicio de sus muslos, dejando unas piernas gordas a la vista.

Su Alumna (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora