ReiKazu| Primer cambio de pañal

192 16 0
                                    

Fandom: Buddy Daddies.

Personajes: Rei Suwa y Kazuki Kurusu.

Advertencias: ●Kazuki doncel. ●Post-Final. 


Rei miró fijamente hacia abajo, preparándose mentalmente para su peligrosa misión.

Quizás la más importante de todas.

Aunque ya se había retirado del oficio aún quedaban vestigios en su día a día... y en ciertos pensamientos.

La vieja rutina.

—Uh...— realmente no sabía que hacer.

Los libros de paternidad ayudaban mucho, así que fue por uno que estaba en el pequeño estante de la esquina.

Volvió rápidamente, escuchando balbuceos y quejidos.

Según las instrucciones primero tenía que quitar el pañal sucio.

Mirando nuevamente, pesada y grande, esa cosa era más bien una bomba olorosa. 

Una muy potente.

Una que definitivamente lo mataría.

—¿Rei, ya has terminado?— preguntaron desde la planta de abajo.

Definitivamente no, pero no podía decirle eso a su esposo.

Más de 30 minutos mirando a su bebé intentando descifrar si debería o no cambiarle el pañal era cosa seria. Tener una sola mano funcional empeoraba su encrucijada.

Con un profundo respiro, que necesitaría más tarde, arugó la nariz y se arremangó la camisa.

—Aquí vamos...

Si Miri ya lo había hecho seguro que era fácil.


No. No lo era.

Kokoro, cómo decidieron llamar a su bebé, no dejaba de moverse.

Pateaba sus manos, se retorcía en poses extrañas, quería llorar y terminaba por orinarse encima.

Rei hizo de todo por mantenerlo tranquilo, pero parecía odiarlo. Fue cuando se tiró encima el talco que Kokoro comenzó a reír y mantenerse quieto.

Aprovechando el momento Rei comenzó a hablar tranquilamente con él y mantenerlo distraído con su cabello pintado de blanco para comenzar a limpiarlo muy bien.

Con un pequeño trasero reluciente y libre de rozaduras Rei le coloca el pañal con una sonrisa.

Lo siguiente en Kokoro son un mameluco pulcro y un gorrito en su cabello castaño.

Mirando con satisfacción un trabajo bien hecho levanta a su hijo y lo toma en brazos.

—Kazuki.

Su esposo voltea, mirando desde la cama con una sonrisa.

—Y, ¿como te fue?— pregunta burlón, pero mirándolo con una expresión suave.

—Hn... nada mal para ser mi primera vez cambiándole el pañal.

Rei le dio a su bebé con cuidado, mirando con amorosos y satisfechos ojos oscuros como Kazuki arropaba a Kokoro y lo acurrucaba en su pecho.

Kazuki toma su muñeca y lo invita a meterse a la cama con ellos. Sin resistirse se hace un espacio, teniendo cuidado con no molestar a su esposo o al bebé.

Su brazo los atrae a ambos; con Kazuki recargado en su pecho y Kokoro en los brazos de su papá.

—¿Te imaginaste una vida así? 

—¿Así?

—Casados, con un bebé a los 35 y Miri siendo hermana mayor— Kazuki personalmente no, pero era una sorpresa muy bienvenida y agradable.

Algo con lo que sólo había soñado cientos de veces.

Al principio fue difícil, especialmente por ciertos pensamientos y sentimientos contradictorios que habían salido a la luz y persistían en el corazón de Kazuki.

Se mantuvieron en silencio, su marido parecía meditar una profunda respuesta ante su simple pregunta. Eso le hizo sonreír. A veces su marido era tan serio.

Rei miró hacia abajo y con una pequeña pero significativa sonrisa le dijo:

—Desde que Miri y tú se mantuvieron a mi lado, supe que todo lo demás sería posible.

Rei se inclinó y le dio un profundo beso, transmitiendo cada promesa y esperanza de vivir con mucha más alegría. 

Kazuki tenía la seguridad de que esta nueva etapa de su vida era una nueva aventura que compartirían y afrontarán codo a codo.

Toc. Toc.

Sonrojados y con los labios húmedos se apartaron. Una última mirada y la puerta se abrió.

Una mirada entusiasta y el familiar cabello castaño se asoma por el marco.

—¡Papás, he vuelto!

—¡Bienvenida, Miri-chan!

—Hola.

Miri tiró su mochila al suelo y corrió hacia la cama al ver a su hermanito alzando los brazos hacia ella.

—Oh, Kokoro, ¡tu hermana mayor ya esta aquí!

Tal vez fue una sorpresa y que el futuro no puede predecirse, pero darían lo mejor de sí mismos para criar a Kokoro y mantener su sonrisa. Tal y como lo han hecho con Miri.

Por qué, estando juntos, cualquier deseo o misión imposible podía volverse posible.

Agosto de MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora