Sefikura| Extractor de leche

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Fandom: Final Fantasy VII

Personajes: Sephiroth y Cloud Strife.

Advertencias: ●Canonverse. ●Secuestro. ●Modificación corporal no consentida. ●Lavado de cerebro. ●Lactancia masculina. ●Feminización.


Su esposa había estado pasando por un... vergonzoso suceso.

Por supuesto, él pensaba todo lo contrario. Sólo a veces.

—Cloud... debes dejar de ocultarte. No huyas.

Girando sobre sus talones por fin pudo ver a su esposa, el dueño de todas sus pasiones.

Él se encontraba oculto por los edredones y almohadas, cubriendo su desnudo cuerpo por la fina tela de seda roja.

Que bien se veía con todo eso y sobre la enorme cama con dosel.

La pequeña cuna en la esquina pertenecía así hija, que se encontraba profundamente dormida después de un refrescante baño.

—N-no te acerques...

Incluso si decía eso, podía ver su rostro suplicante; sus mejillas de un profundo rojo; y su mirada brillante, anhelando su toque.

—Ah, Cloud, deja de mentir. Quieres esto tanto como yo.

Con la rodilla sobre la cama se apoyo sobre las acolchadas almohadas.

Sus dedos largos y delicados toques hicieron poco esfuerzo para quitarle la delgada tela que lo protegía.

Su dulce esposa suspiró y se estremeció bajo sus caricias.

—Sephiroth... oh...

Su entrepierna comenzaba a despertar con esos dulces gemidos; quitarle antes el hermoso vestido había sido toda una delicia.

Pero verlo desnudo y con la piel tan brillante era aún más halagador.

Sus dedos, ahora sin la molesta presencia de guantes de cuero, se contentaron con amasar los abultados pechos suaves.

Cloud gemia cada vez más alto y se retorcía.

Sephiroth mantuvo una mirada inusualmente sonriente y sádica, mirando como con la estimulacion los hinchados y rosados pezones de Cloud dejaban salir un líquido blanco.

—Que sucio eres, Cloud... Se supone que esto es para alimentar a nuestra bebé, en cambio te pones cachondo y feliz por cumplir los fetiches de un hombre.

Con cada palabra Cloud se ponía cada vez más rojo, sollozando de la vergüenza mientras intentaba cubrir su rostro y sus gemidos.

La leche materna fluía sin parar, mojando sus manos y ensuciando la cama.

—No, ya no más...— Cloud no podía apartar la mirada de su marido, viendo con pena como él se llevaba las manos a la boca para beber de su leche—... Es vergonzoso.

—Que sexy.

Su brillante mirada azul celeste veía con atención como Sephiroth saboreaba con deleite cada gota de leche que caía a su lengua. Él se lamió los labios cuando terminó, tenía una gran sonrisa cruel que lo hacía tan atractivo.

—Necesito que hagas algo por mi, cariño...— su marido tomó de la mesita de noche dos pequeños objetos, acercándolos a su pecho dejó que las boquillas se adhieran a sus pezones hinchados—. Tú también te divertirás, te gustará.

Cloud veía con cariño como Sephiroth, el hombre a quien había aprendido a amar con el tiempo, se deshacía de su cinturón y bajaba su bragueta. Dejando al descubierto su pene erecto y rojo de tanta espera.

Abriendo sus piernas de par en par y alzando los brazos para recibir a su amante, Cloud sonríe con alegría al ver como Sephiroth lo tomaba y lo llenaba.

Sus gemidos comenzaron a crecer en tono y duración, sus lágrimas se derramaba sin parar; demasiado extasiado por el placer.

Sephiroth lo había capturado tiempo atrás y lo mantuvo a su lado durante bastante tiempo. Contrario al enfado inicial, desde el primer día Cloud no se había sentido forzado a nada.

Es más, de algun modo, desde algo muy profundo en su interior, había estado deseando aquello.

Había una tensión tan electrizante entre ellos que presentía que iba a terminar con ellos dos en alguna cama o superficie posible: con él de espaldas y el culo arriba y Sephiroth encima mientras lo penetraba con tanta fuerza que finalmente lo iba a romper.

Lo cual, sin sorpresa, sucedió.

Después fue una visita al laboratorio y luego de semanas encerrados en una habitación follando sin parar hasta tener el vientre hinchado.

Ahora, en una mansión y una habitación enorme, un enorme pene en el trasero y con un posible nuevo bebé en el vientre, lo único que podía hacer es mantenerse fiel a su cariñoso marido, cuidar de su adorable bebé y ser una buena esposa. Todo mientras Sephiroth se encargaba de obtener el mundo para su pequeña familia.

—Te daré todo, querido Cloud...

La brillante mirada roja de su marido sobre él prometía mucho y más.

Un sucio y lascivo beso era suficiente para sellar su promesa.

Agosto de MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora