BeelNiko| Hormonas/Apoyo

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Fandom: Shuumatsu no Valkirye.

Personajes: Beelzebub x Nikola Tesla.

Advertencias: ●AU. ●Diferencia de tamaño. ●Smutt. ●Embarazo por experimentación humana. ●Mención sobre la inseguridad corporal. ●Beelzebub con moralidad/ética gris. ●Nikola Dilf.


¡Para el poder de la ciencia nada es imposible!

Casi.

Por lo que el poder de un Dios es algo más seguro.

Especialmente si se trata de él. El terrible Dios de las moscas, Beelcebu. Su alteza, su oscuro marido.

—Ja, ja, ja, ¡que interesante!

Beelcebu quería ocultarse entre las sábanas de seda violeta y seguir durmiendo.

Tesla había robado cada pizca de energía de su cuerpo: extenuante y difícil había sido la noche anterior y parte de la madrugada.

Tesla era un hombre de excepcional belleza y energía.

Había succionado y exprimido más que sólo semen de él.

Beelcebu estaba sorprendido de no haber muerto ya. Lo cual era algo así cómo una lástima.

Pero en el fondo no se sentía tan desgraciado, si moría ahora Tesla no volvería a hacer todo lo que hizo ayer.

Se sentía muy bien y abandonar ese placer y a Tesla era una muy mala idea sobre el juicio común.

Tesla tiene las hormonas alborotadas, lo que se traducía en constantes lapsos de sexo desenfrenado.

Eso y que Tesla tenía una terrible tasa de recuperación física.

¡Y eso que hace pocas semanas había dado a luz!

Beelcebu no podía más. Se preguntaba si era una bendición o una terrible maldición.

—Beel, ¿puedes creer todo esto? Es sumamente importante... — su esposo continuó murmurando, leyendo el grueso libro de maternidad.

Beelcebub le dio un rápido vistazo, más muerto que vivo, agotado y con ganas de desaparecer.

Amaba a Tesla, amaba su genialidad, amaba su voz tan escandalosa y enérgica, pero justo ahora solo quería un momento de paz y tranquilidad.

Ambos lo necesitaban.

Mirando hacia la esquina por reflejo, Beelcebub se encontró con los enormes ojos verdes y cabello oscuro como la noche. 

Aquellos ojos lo miraban con tanta atención que se sentia cohibido.

Él no parpadeaba, no decía nada. 

Beelcebub se dio rápidamente la vuelta con expresión sombría.

Ese bebé era aterrador.

—Tesla... el bebé ya despertó...

—Oh, maravilloso.

Tal cual sería una singularidad, con bastante facilidad Tesla se había levantado, arrastrando con él las sábanas para cubrir su cuerpo, y se dirigió hacia la cuna.

—Oh, Kuro aún está profundamente dormido.

Eso es lo que quería que creyera, pero Beelcebu juraba que estaba despierto.

Desnudo y frío Beelcebub no tuvo más opción que por fin levantarse. Viendo su cuerpo marcado, encontró su pelvis y piernas rojas y las rodillas magulladas.

Al levantarse todo su cuerpo resintió el esfuerzo: su espalda lo mata, su cadera sufría y cojeaba con cada paso.

Tesla lo rompió, no al revés.

Ayer su pene se sintió en la gloria, hoy lo demás no.


Tesla no era de libros de salud humana, era más bien de objetos sin alma y sobre teorías matemáticas y físicas.

Sin embargo no podía descuidar sus prioridades.

Su cuerpo era un mundo por descubrir y eso era muy interesante.

Beelcebu lo había embarazado, con una extraña maldición y todo eso de las artes oscuras y su alquimia.

Fue difícil de explicar, porque él no estaba enterado de que Beelcebub le había dado una bebida.

Pensándolo ahora con la cabeza fría, fue un acto abominable...

De sólo recordarlo, el sentimiento de ser una especie de animal preñado, nada más que un esclavo sexual para satisfacerlo, lo hacía estremecerse con una extraña emoción.

Pero Beelcebub era tan adorable y tonto mientras intentaba explicar sus razones que lo había dejado pasar.

El rey de las moscas era cruel y malvado, y de eso también se había enamorado.

En el fondo, a Tesla le gustaba esa extraña y turbia moralidad gris suya.

Deseando y tomando por la fuerza lo que quería o le llamaba la atención.

No era tanto como él pero Tesla lo entendía: Las ansias de conocimiento y encontrar respuestas a las incógnitas más grandes e indescriptibles.

Y un embarazo masculino era todo eso y más.

Saberse embarazado fue muy fácil de asimilar después de una extensa y rica conversación sobre su cuerpo modificado.

Ahora, lo único que debía hacer es informarse a través de aquellos libros sobre lo que vendría a partir de ahora.

—El cambio hormonal después de un parto se presenta por...

Tesla mira hacia abajo, encontrándose con su estómago flácido en una pequeña bolsita de grasa que colgaba.

Brillaba, su estómago brillaba. Tesla no estaba molesto, era normal e incluso extraordinario.

Prefiere atener a la razón que a sentirse preocupado. Parir un bebé era algo extraordinario, más aún siendo un hombre.

Había respeto de su parte en aquellas madres, especialmente tenía en su mente a la suya. Entendía ahora lo mismo que ella sintió al llevarlo por meses en su pequeño cuerpo.

Fue una experiencia enriquecedora.

—¿No te molesta tener los muslos tan grandes?— preguntó con escepticismo.

—¡Claro que no! Es parte de mi.— Tesla lo decía con gran alegría—. Además, a ti te gustan mucho, ¿no es así?

—Sí...

Si Tesla se sentía complacido o preocupado Beelcebu lo apoyaría por igual, solo deseaba la felicidad y la salud de Tesla y nada más.

A Beelcebub le sorprendía todavía la positiva actitud de Tesla, pues siempre veía lo mejor en toda situación o persona.

Pensaba que para Tesla eso seria un problema, normalmente a los humanos les acompleja cada aspecto de sus cuerpos, especialmente si no son estéticos o bellos según el estándar.

Algunas diosas también, como la exhibicionista de Afrodita.

Observando el cuerpo de Tesla, había mucho que le seguía pareciendo bello. Su adorable pancita, sus gruesos muslos, su trasero regordete, sus curvas excepcionales y sus pechos llenos.

Tesla seguía siendo atractivo a sus ojos. El embarazo le había sentado bien.

Beelcebub sonríe con malicia ante el pensamiento.

—Quizás debo volver a preñarte...— murmura con ojos oscuros y brillantes—. Una y otra vez...

Tesla se vería absolutamente precioso con el estómago redondo de nuevo.

Parece que le había sobrado algo de pócima y recuerda ciertos conjuros todavía.

Agosto de MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora