Intercambio.

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León se echa colonia para terminar de arreglarse, al mirarse en el espejo nota que sus rizos ya le están llegando a la frente, con delicadeza agarra uno.

《Tal vez ya debería cortarlo un poco.》

Toma su bolso antes de salir de su cuarto, mientras va bajando la escalera oye el sonido de algo rompiéndose, al entrar a la sala ve un jarrón en el piso. Levanta la vista y ve a sus hermanos con los ojos muy abiertos, además de pálidos.

—¿¡Qué sonó así!? —cuestiona su madre.

—¡Nada mamá, en las caricaturas de los chicos rompieron un vidrio! —responde León con los brazos cruzados.

—¡Ah, bueno, entonces bajen el volumen que está muy fuerte! —ordena Cecilia.

—Respondan —. Recomienda León.

—¡Sí, mami! —dicen los dos niños al mismo tiempo.

—Cosa uno trae la pala y la escoba, cosa dos ve por una bolsa.

Ambos niños acatan deprisa la orden, León niega con la cabeza mientras sonríe, cuando los niños llegan con lo que les pidió, se pone a barrer los pedazos del jarrón. Los bota con rapidez para que su madre no se de cuenta, enciende el televisor y pone la primera caricatura que se le vino a la cabeza, sus hermanos se sientan y se le quedan viendo.

—¿Qué estaban haciendo?

—Estábamos jugando a las luchas y sin querer empujamos el jarrón —. Explica Lucas.

—Miren, los ayude esta vez porque hace poco salieron de su último castigo, pero deben tener cuidado, pudieron hacerse daño, que no se vuelva a repetir.

—Lo sentimos.

—Lo sé, pero ya saben que deben ser más cuidadosos cuando jueguen, ¡mamá ya me voy, nos vemos más tarde!

—¡Hijo espera!

Él obedece, ve a su madre bajando las escaleras a toda velocidad, ella iba hablar, pero su atención se desvía al lugar en donde debería estar el objeto decorativo, ella frunce el ceño y cruza los brazos, con un dedo señal el lugar.

—¿Ahí no debería estar algo?

—¿Debería?

—Eso creo —examina a sus hijos con la mirada, al ver a los pequeños se hace una idea de lo que pasó —. Como sea, tengo que ir a chequear algunas cosas del restaurante, así que necesito que lleves a tus hermanos a la barbería, ahí los estará esperando su padre.

—Cosa uno y cosa dos, ya escucharon, así que rápido que tengo prisa.

Su madre lo mira, a ella nunca le gustó el apodo que les puso a los gemelos, cada vez que lo oía se regañaba mentalmente por haberlo dejado ver la película del gato ensombrerado. León solo sonríe y se agacha para darle un beso en la mejilla, Cecilia relaja el semblante y se despide con la mano después de que sus hijos menores imitaran al mayor, León arranca el auto cuando está seguro que sus hermanos tienen puestos los cinturones de seguridad… León ve a su padre en frente de la barbería, sus hermanos se bajan y Mauricio se le acerca.

—¿Qué harás hoy hijo?

—Saldré con Drew y las chicas.

—¿Qué planean hacer?

—Aún no estamos del todo seguros, los iré a recoger y en el camino decidiremos.

—Entiendo, ¿no te ha vuelto a contactar la policía?

—Hasta los momentos no y ya se que los debí llamar papá.

—Bien, me alegra que lo sepas, no llegues tarde a la casa y avisa temprano si vas a cenar afuera.

Perfección Disfrazada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora