La mañana siguiente, el sol de Hawái se filtraba por las cortinas de la habitación. Me encontraba en medio de un sueño tropical cuando, de repente, sentí un golpe en la cara.
-¡Ay! -grité, despertándome de golpe. Abrí los ojos para encontrarme con el pie de Ashton, que, de alguna manera, había acabado justo en mi cara-. ¡¿Pero qué demonios, tío?!
Ashton se reía mientras sacaba un pie de la cama.
-Perdona, tío, no te he visto.
Me levanté, refunfuñando y restregándome la cara.
-Te voy a dar yo un "no te he visto". ¿Es que no sabes que mi cara es patrimonio de la humanidad? Además te huelen los pies.
-¡Eso es mentira! ¡Mis pies huelen a rosas¡ -dijo mientras intentaba olerse uno, pero en el intento cayó de la cama
-Si a rosas podridas.
Ashton seguía riendo mientras se ponía una camiseta con un diseño tropical. Yo, por otro lado, busqué una camisa de lino blanca que me hiciera parecer menos víctima de un combate nocturno.
-Eros, tenemos que hablar -dijo Ashton de repente, rompiendo el silencio matutino.
Me giré para mirarlo, todavía medio dormido y con un humor dudoso.
-¿De qué cojones quieres hablar? ¿De cómo tus pies tienen vida propia?
Ashton bajó la voz, consciente de que las paredes del hotel no eran tan gruesas.
-De las chicas. Me gusta Cala y la quiero para mí.
Me eché a reír mientras abotonaba mi camisa.
-Tranquilo, ella no es la que me interesa. La que me gusta es Mia, y a Mia la quiero para mí.
Ashton dejó escapar un suspiro de alivio y asintió.
-Perfecto. Entonces, no habrá problemas. Pero, hablando de problemas, ¿qué cojones haces compartiendo habitación conmigo si eres el dueño del puto hotel? ¡Eres un rácano y un mal amigo! ¡Tacaño!
Me reí, sacudiendo la cabeza.
-Tío, si soy tan mal amigo, vas a tener que pagar tu parte del viaje.
Ashton me miró horrorizado durante un segundo y luego me abrazó de repente.
-¡Eres el mejor amigo del mundo, Eros! ¡El mejor!
Le di una palmada en la espalda, sonreí mientras me ajustaba el cuello de la camisa.
-Eso sí, ten cuidado con tus pies voladores. No vaya a ser que a Cala le des un buen talonazo y la espantes.
Ashton se rió.
-Lo tendré en cuenta. ¿Tienes algún consejo para no parecer un patán hoy?
-Claro, para empezar, mantén los pies en el suelo -dije, guiñándole un ojo-. Y no te pongas nervioso. A las chicas les gustan los tíos relajados.
Nos dirigimos al lobby del hotel, donde Cala y Mia ya nos estaban esperando. Mia llevaba un conjunto veraniego: unos shorts vaqueros y una camiseta sin mangas con un diseño de flores. Cala lucía un vestido ligero y colorido, perfecto para el clima tropical.
Cuando llegamos, nos miraron con una mezcla de admiración y entusiasmo.
-Estáis guapísimas -dije, intentando no quedarme embobado con Mia.
-Gracias -respondió Mia, sonrojándose un poco-. Vosotros tampoco estáis nada mal.
Ashton, siempre el más relajado, añadió:
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MI DESASTRE FAVORITO
Ficção AdolescenteMia Thomson es una chica de 26 años con una mezcla única y extravagante: padre griego, madre noruega, y nacida en Sídney. Estudió Derecho Mercantil, y según su amiga Cala, es un "desastre con patas" certificado. Mia es la definición perfecta de torp...