NO ES FRAGIL, ES REAL

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Ashton me está sacando de mis casillas. ¿Por qué tiene que aparecer siempre en el momento menos oportuno? Encima, ahí está, haciéndose el gracioso para intentar calmarme.

—¿No habías dicho que habías pedido sushi? —le pregunto, apretando los dientes mientras él pone cara de inocente.

—Ehh... sí, bueno, iba a pedir sushi hasta que me recordaste que Mia no puede comerlo... —Ashton responde, tratando de enmendar el fallo—. Pero no pasa nada, que ahora mismo llamo y nos traen comida china. Arroz tres delicias, pollo al limón, rollitos, pollo con almendras...

Desde la cocina, escucho a Mia emocionarse con el tema:

—¡Y pan de gambas... y pan chino!

Le lanzo a Ashton una mirada de advertencia y me cruzo de brazos.

—Más te vale que no tarde en llegar el pedido, o te juro que... —le digo, mientras él se apresura a sacar el móvil y a marcar.

Lo siguiente que hace me deja sin palabras: Ashton intenta *hablar como un chino*.

—Sí, hola, quelía hacel un pedido. Tles de pan de gambas, cuatlo de pan chino, tles de alos tles delicias y tles de alos con gambas...

Cala y yo nos miramos con una mezcla de incredulidad y ganas de reírnos. Mia asoma desde la cocina, también flipando.

—¡Y ternera con salsa de ostras! —grita Mia, tratando de mantener la seriedad.

—Sí, sí, y tles de telnera con salsa de ostlas. Me dices cuánto tiempo taldala, pol favol, lo antes posible, glacias... —termina Ashton, muy satisfecho consigo mismo mientras cuelga.

No puedo contener la risa y acabo soltando una carcajada mientras le doy una palmada en el hombro.

—¿Tanto hace falta de verdad pedirlo así? —le pregunto, aún riéndome—. Porque ahora sí que vas a tener que explicar por qué has pedido comida como si fueras un chino de película mala.

Ashton se hace el ofendido, pero veo que también intenta aguantarse la risa.

—Es que... tío, me hace mucha gracia cuando los chinos dicen "tles" en vez de "tres". No sé, me sale solo —se defiende, con una sonrisa de niño travieso.

Cala, riéndose a su lado, asiente como si fuera la mejor imitación del mundo.

—Ashton, pero has pedido comida para un batallón. ¿Pretendes que alimentemos a todo el edificio? —añade Mia, con las manos en la cadera.

Él hace un gesto despreocupado con la mano.

—Yo solo quería asegurarme de que no falte nada, ¿vale? Y, además, a todos nos gusta la variedad —dice, poniendo una cara tan inocente que no podemos más que reírnos.

Me paso la mano por la cara, resignado. Al final, con él, es imposible enfadarse en serio.

No pasó ni media hora cuando el timbre del ascensor sonó. Mandé el ascensor para que el repartidor subiera la comida mientras Ashton y Cala ayudaban a preparar la mesa, que estaba a punto de reventar con toda la comida que Ashton había pedido.

Cuando el repartidor finalmente apareció en la puerta, llevaba varias bolsas y trataba de contener la risa mientras miraba a Ashton.

—Perdona, colega, pero... —dijo el repartidor, mordiéndose el labio para no reír— ¿Eras tú el que ha hecho el pedido, no?

Ashton asintió, ignorando su tono mientras le ayudaba a sacar las bolsas.

—Sí, sí, ¿qué pasa? Todo en orden, ¿no?

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