16. De otro mundo

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Admitir que te has equivocado no es fácil. Admitir, además, que has caído en el mismo error dos veces, es más complicado aún. Pero si encima tienes que explicarle a tu creación que es el tercer intento de un experimento que nunca debería haber pasado del primer fracaso..., pues la cosa se complica.

Y no sólo eso, sino que ese tercer intento se realizó de forma ligeramente ilegal.

En la imagen frente a nosotras, aparece ahora el código original del experimento y, junto a él, la secuencia que usé finalmente para crear a K33K5/C. Para explicarles mi error, debo empezar por dejar claro por qué no funcionaron las primeras veces.

–La base del experimento debía ser nuestro propio material genético ya que, de entrada, somos organismos capaces de modificar su estructura celular y adoptar otra imagen. Pero queríamos ir más allá, así que tuve que desarrollar un código que pudiera reconfigurar ese material a nivel molecular. El primer intento no pasó de la implantación del código. En el segundo, el experimento perdió toda su estructura molecular y se desmoronó en la primera prueba de réplica de otro organismo.

La mirada de Keeks se clava de repente sobre mí y, de inmediato, sé lo que va a preguntar.

–¿El segundo sujeto era ya consciente?

–No. Las pruebas iniciales siempre se hacen en estados tempranos de desarrollo. Era un organismo pluricelular capaz de adaptarse, pero no del nivel evolutivo suficiente como para tener consciencia.

Keeks asiente, supongo que convencida ante mi respuesta, y camina de nuevo hacia la humana. La veo titubear antes de acabar con la distancia entre ellas, pero es Violeta la que finalmente extiende su mano para tomar la de mi creación.

Interesante.

– ¿Descubriste por qué fallaba? –Pregunta de nuevo, pero esta vez sin mirarme. Su atención está fija en la unión de sus manos entrelazadas.

Muestro de nuevo las dos secuencias iniciales.

–Sí, encontré el motivo. –Constesto rotundamente. ¿Cómo se atreve a dudarlo? –El problema viene de nuestro código genético actual. La Comisión se ha dedicado a depurarlo tan obsesivamente durante generaciones que, al final, intentar que acepte una nueva configuración molecular provoca un colapso en cadena. Es tan condenadamente cerrado y perfecto que es inviable para el proyecto. Así que, tuve que tomar una decisión.

–¿Aquí es donde entra la parte ilegal?

Dejo ir un profundo suspiro.

–La Academia guarda en sus archivos muestras de nuestro código genético original para su consulta y estudio, pero necesitas un permiso especial para acceder a ellas y está terminantemente prohibida su manipulación.

–Déjame adivinar... Te llevaste una de las muestras de los archivos.

–Era eso o reconocer que el experimento era inviable.

–Y tú eres demasiado cabezota como para admitir una derrota.

–A alguien tenías que parecerte, ¿no? –Respondo cruzándome de brazos. –¿Puedo proseguir?

Veo a Violeta asentir tímidamente. Parece expectante ante mi narración. Aprovecho entonces para desviar mi mirada hacia el panel que monitoriza sus constantes vitales. Parece que su ritmo cardíaco ha disminuido, lo que indica que está algo más relajada.

–En fin, como podéis observar en la segunda secuencia, el código genético sin depurar es muchísimo más completo y abierto a adaptarse. De ahí que el tercer intento fuera un éxito. K33K5/C iba a ser perfecta en todos los sentidos. O eso pensaba yo hasta hoy, porque resulta que mi propia creación decidió que era buena idea ocultarme información relevante.

–Llámalo instinto de supervivencia.

–Tengo la sensación de que estás pensando cosas muy feas de mí y no me gusta.

–Rus... –Dice mi nombre dejando ir un suspiro de resignación. –Yo te adoro, pero siempre has puesto la misión por delante de cualquier otra cosa. Estaba siendo realista.

La humana le dirige la mirada, con algo de alarma en sus ojos.

–¿Habría pensado que eras otro error y...? –Violeta tiene miedo de la respuesta, supongo que por lo que puede suponer para su situación actual, lo cual es absurdo porque en ningún momento me he mostrado hostil hacia ella.

–No. Sé que Rus nunca me haría daño, pero se habría asegurado de eliminar lo que sea que está mal en mi código para arreglarlo. –Le contesta con una sonrisa y rodeándola con los brazos para acercar sus cuerpos. Entonces, Keeks me mira de nuevo. –Y estoy segura de que si volvía a ser el lienzo en blanco que buscaba el experimento, si perdía todo lo que había vivido, dejaría de ser yo. Probablemente, tampoco estaría sintiendo ahora mismo lo que siento por Violeta, ¿verdad?

Sólo me queda asentir con resignación.

–Creo que el maldito ritual no sólo eliminó el protocolo de limpieza de tu código. Algo me dice que eliminó también todos y cada uno de los bloqueos que había creado para capar ciertas características no deseadas del material genético original. Pero, para confirmarlo, necesito realizar un análisis exhaustivo de tu configuración molecular en este momento.

–¿Y para qué necesitas a Vio?

–También necesito un análisis en profundidad de su configuración. Si mis sospechas son ciertas y las barreras han caído, es muy posible que lo que os pasa no sea un simple enamoramiento humano y eso sí será un problema.

Mis palabras parecen despertar algo nuevo en Violeta. De pronto, su mirada está más despierta, más enfocada en todo lo que la rodea. Es casi imperceptible, pero su cuerpo se ha enderezado ligeramente y sus músculos se han tensado, aunque en todo momento mantiene la proximidad con Keeks, como si su sola presencia le diera un empujón extra. Su cuerpo está reaccionando ante lo que ella cree ser una amenaza por mi parte y eso no hace más que afianzar mi teoría.

–Keeks ha descrito esta mañana lo que sintió al conocerte como una fuerza de atracción semejante a lo que vosotros conocéis como gravedad, y de la cual le ha sido imposible escapar. –Prosigo dirigiéndome directamente a la humana. –Y estoy convencida de que tú lo describirías igual. Mírate, cualquier otro humano en tu situación, dentro de un vehículo intergaláctico, en presencia de dos seres extra–planetarios y con uno de ellos siendo capaz de adoptar la forma de cualquier organismo de inteligencia superior del universo conocido, estaría sufriendo como mínimo un ataque de pánico. Pero tú no. Tú buscas su mano como si necesitaras ese contacto para respirar.

Ambas se buscan con la mirada. Sé que entienden lo que estoy queriendo decirles.

–Todavía necesito corroborarlo con los análisis, y os juro que, por una vez, me encantaría estar equivocada, pero lo que os pasa tiene un nombre.

Estúpidas partículas primordiales que nos hacen a todos iguales.

Estúpida Comisión que incluyó este planeta en la lista de reconocimiento.

Y estúpido Universo que ha decidido traer de vuelta su creación más caótica.

Porque así es el Bjan Tehn; Caótico, irracional, pasional e imparable.

*****

Voy a intentar acordarme de compartir los capítulos que vaya subiendo también en mi cuenta secundaria de X. Podéis seguirme en @PoInTheShadows (en la principal veréis poca cosa jajaja). Y puede que, de vez en cuando, haya algún adelanto.

Sin noticias de KeeksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora