11. Lo que me pasa contigo.

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La última toma del día para el videoclip es... intensa.

Hemos tenido que reestructurar el guión muy rápido, pero esta escena ha estado en mi cabeza desde que ayer decidimos hacer los cambios para incluir a Chiara en la historia.

Por culpa de mi genial idea, ahora tengo a una morena de ojos verdes preciosa ocupando mi espacio personal, con su frente apoyada en la mía y sus manos acariciándome las mejillas, como si estuviéramos disfrutando de ese momento previo a comernos la boca con todo el amor del mundo. De hecho, eso es lo que queremos evocar con el vídeo, y la escena funde a negro en ese momento, dejando el resto a la imaginación, pero yo no puedo evitar pensar en llevármela de vuelta a tráiler y continuar con la historia.

Pero eso es algo que no podré hacer porque, ahora mismo, mi tráiler está ocupado por otra pelirroja que probablemente me esté echando alguna maldición por robarle a su amiga.

–Chicas, eso ha sido espectacular. –Dice Martin llegando a nuestro lado e interrumpiendo el momento. –La gente va a flipar con la química que tenéis.

Las manos de Chiara abandonan mi rostro y yo no puedo evitar dejar ir un suspiro. Ahora tengo una sensación de vacío que no puedo describir.

–¿Eso es bueno? –Pregunta la morena con una sonrisa adorable.

–Eso es lo mejor que nos podía pasar después de toda la movida de ayer.

Hacía tiempo que no veía a Martin tan contento e ilusionado con un proyecto y todo gracias a la aparición fortuita de una desconocida que había salvado el día cual heroína de película. Además, observándolos ahora a los dos, cogidos de las manos y sonriéndose mutuamente, algo me dice que Chiara podría llegar a ser alguien muy importante también en la vida de mi mejor amigo.

Eso, si consigo que se quede más allá del fin del rodaje.

–Martin, ¿me conseguiste lo que te pedí?

–Sí, Juanjo ha ido a buscarlo hace un rato y lo ha dejado en tu tráiler.

–¿Ha visto a Rus? –Pregunta Chiara interesada.

–Citando textualmente el podcast de cuatro minutos que me ha mandado hace un rato; "Dile a la tal Keeks que su amiga es la persona más rara e intensa que me he cruzado en la vida". Además, parece que estaba muy interesada en saber cosas sobre ti, Vio.

–¿Sobre mí? –De repente, caigo en la cuenta de algo que ha dicho Martin y centro mi atención en Chiara. –Espera... ¿Keeks?

Ella hace un gesto de sorpresa al oírme pronunciar ese nombre.

–Es como me llama Rus. Debe estar nerviosa y se le ha escapado.

¿Será un apodo cariñoso? ¿Me dejará que la llame yo así también? ¿O debería buscar uno propio? ¿Y por qué cojones estás pensando en cómo llamar de forma cariñosa a alguien que probablemente desaparezca de tu vida en dos días, Violeta? Tengo que empezar a hacerme a la idea de que su amiga se la va a llevar de vuelta a recorrer el mundo, o lo que sea que hagan, y yo tendré que deshacerme de este estúpido crush de adolescente que me tiene las hormonas revolucionadas.

Maldita guiri de ojos verdes y complejo de heroína.

–Si ya hemos acabado por hoy, creo que debería volver con ella. –Continua Chiara. –Antes hemos dejado la conversación a medias y no de muy buenas maneras.

–Claro, te acompaño.

Martin me mira y levanta una ceja inquisitoria. Los pocos minutos que hemos estado a solas durante el día, ha intentado sonsacarme varias veces qué me estaba pasando con Chiara exactamente, pero he evadido sus preguntas cual anguila escurridiza. Sé que está preocupado. Por una parte están las amenazas, el intento de atropello sigue estando muy presente en su retina, y por otra estoy yo, comportándome como si volviera a tener quince años y me hubiera enamorado por primera vez, olvidándome por completo de mi propia seguridad y, de paso, de mi estabilidad mental.

Le hago un gesto con la cabeza para que no se preocupe, A la hora de cenar ya intentaré hablar con él con más calma.

–¿Por qué crees que tu amiga le ha preguntado a Juanjo por mí? –Le pregunto a Chiara mientras caminamos hacia el tráiler. –¿Os habéis peleado por mi culpa?

Ella suspira y me toma de la mano, aunque no me mira en ningún momento.

–Si te digo la verdad, contarle lo que me pasa contigo ha sido el detonante, pero llevaba demasiado tiempo callándome cosas y hoy ha explotado todo.

Lo que me pasa contigo. ¿Será lo mismo que me pasa a mí con ella?

–Siento que te hayas metido en problemas con ella por mi culpa.

–Yo no, Violeta. –Contesta ella mirándome por fin y sonriendo. Nos hemos detenido justo delante de la puerta del tráiler. –Esto tenía que pasar en algún momento. Tú sólo has contribuido a que no quisiera seguir con la farsa.

Dicho esto, deja ir mi mano y abre la puerta. Por un momento, estoy tentada de quedarme fuera porque, probablemente, mi presencia altere más a la otra chica, pero no quiero dejar sola a Chiara afrontando algo en lo que tengo parte de culpa. Me gustaría explicarle la situación a Rus, expresarle lo agradecida que estoy de que su amiga apareciera en mi vida y decirle que, a pesar de lo que yo pueda estar sintiendo, no voy a retener a Chiara aquí conmigo si ella quiere proseguir con su viaje. Lo que no le voy a decir es que creo que me enamoré de la guiri en cuanto nuestras miradas se cruzaron, porqué ahí sí que me tacha de loca seguro.

Porque eso de encontrar los ojos de alguien al otro lado de una habitación por primera vez y ver su alma, saber que es esa persona, sólo pasa en las películas y las novelas románticas. El mundo real es más de Tinder y psicópatas que quieren cortarte un mechón de pelo como recuerdo.

–Se ha ido.

Las palabras de Chiara me sacan de golpe de mis pensamientos. La veo parada frente a mí, con un papel en la mano. El móvil que le he pedido a Martin que consiguiera para ella está fuera de la caja, sobre la mesa, pero Chiara no ha tenido tiempo de sacarlo, así que deduzco que debe haberlo hecho Rus.

–¿Se ha ido sin ti?

–Dice que ha tenido que volver para comprobar algo, pero que ha dejado las coordenadas de su ubicación en el dispositivo rudimentario que ha traído tu amigo.

–¿Rudimentario? ¿El último Iphone?

–Para ella lo es. –Contesta simplemente, encogiéndose de hombros y sin dar más explicación. Sus ojos vuelven de nuevo al papel y, de repente, su expresión se torna más seria. –Me está esperando...

Bueno..., no es como si no supiera que esto iba a pasar.

–...y quiere que te lleve conmigo.

*****

Creo que ya va tocando otro desde el punto de vista de Rus, ¿no? Habrá que saber qué se le está pasando por la cabeza.

Sin noticias de KeeksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora