10. Mantenlo oculto

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El campamento nacional juvenil de voleibol se había iniciado con una energía vibrante, y el gimnasio del complejo deportivo se llenaba con el eco de los pelotazos y los gritos de ánimo. Hana trataba de sumergirse en la dinámica del lugar, intentando dejar atrás cualquier distracción y concentrarse en el juego. Sin embargo, la presencia de ciertos conocidos la mantenía en un estado constante de nerviosismo. Estaba en el mismo campamento que Yamaguchi, y por ende, también tenía que lidiar con el frío y reservado Tsukishima.

Durante los primeros días, Hana hizo todo lo posible por evitarlos. A veces, con éxito; otras veces, no tanto.

—¡Hana! —gritó Akane, su compañera de equipo, sacándola de sus pensamientos—. ¡Vamos, es hora de la práctica en grupo!

—¡Voy! —respondió Hana con una sonrisa, aunque forzada.

Hana estaba haciendo todo lo posible por concentrarse en su rendimiento, a pesar de las múltiples distracciones que la rodeaban. En particular, su embarazo era una constante preocupación, un secreto que no podía revelar ni siquiera a sus amigos más cercanos. A medida que pasaban los días, se dedicaba a jugar con un fervor inusual, tratando de olvidar su situación personal a través del deporte.

Entre los entrenamientos, Hana y Akane solían pasar tiempo juntas, compartiendo risas y consejos sobre voleibol. Un día, mientras descansaban en el vestuario, Akane miró a Hana con curiosidad.

—¿Estás bien, Hana? Pareces un poco pálida últimamente.

—Sí, solo un poco cansada, supongo —mintió Hana.

Aunque Hana se sentía cada vez más agotada, no permitía que eso se interpusiera en su rendimiento. Sin embargo, había momentos en los que se encontraba cara a cara con Tsukishima. Estos encuentros eran incómodos, llenos de silencios y miradas que no decían nada, pero lo decían todo.

—Hola... —dijo Tsukishima en una de esas ocasiones, cuando se cruzaron en el pasillo del gimnasio—. Te ves... diferente.

—Solo estoy concentrada en mejorar —respondió Hana rápidamente, intentando cortar la conversación.

—Claro. Bueno, suerte, creo... —dijo él, con su tono habitual de indiferencia.

Tsukishima la observó alejarse con una ceja alzada, pero no insistió en seguir la conversación. Mientras tanto, Akane se acercó a Hana con una sonrisa.

—¿Todo bien? Pareces algo distraída.

—Sí, solo... es el cansancio. — Hana forzó una sonrisa mientras se secaba el sudor de la frente.

Las noches eran lo peor para Hana. Compartía habitación con su mejor amiga, Natsumi, pero estaban peleadas porque Natsumi no quería que Hana asistiera al campamento. Natsumi seguía pensando que era demasiado riesgoso, y Hana no podía darle más detalles para justificar su decisión.

—Buenas noches —dijo Hana cada noche, esperando algún tipo de reconciliación.

—Buenas noches —respondía Natsumi, con frialdad.

Mientras la relación entre Hana y Natsumi se ponía tensa, con el paso del tiempo, Akane demostraba ser alguien increíblemente comprensiva y amigable. A pesar de los esfuerzos de Hana por mantener una distancia segura de todos, Akane persistió en su amabilidad y apoyo.

Hana y Akane comenzaron a hablar más entre sí durante los entrenamientos y las comidas. Un día, mientras estaban sentadas en la cafetería del campamento, Akane le hizo una pregunta que sorprendió a Hana.

—¿Nunca te ha molestado la presión de estar ser elegida para estos eventos importantes? —preguntó Akane, mordisqueando su sándwich.

—Al principio, un poco, pero ahora me siento más en confianza —Hana respondió, intentando sonar natural.

Blessing || Kei Tsukishima x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora