12. ¿Gomita?

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Yamaguchi se dirigía al dormitorio de Hana, el cual compartía con Natsumi. Llegó a la puerta marcada con el número 203. Con un leve suspiro, levantó la mano y tocó la puerta. Sabía que tenía que hablar con Hana sobre un tema delicado: su embarazo.

—¡Voy! —se escuchó una voz femenina desde el interior.

Natsumi abrió la puerta, sorprendida al ver a Yamaguchi.

—¡Yams! —dijo con una sonrisa—. ¿Qué haces por aquí?

—Hola, Natsumi —saludó Yamaguchi, devolviéndole la sonrisa—. Vine a ver cómo está Hana. ¿Está bien?

Natsumi cambió su expresión y se encogió de hombros.

—Está adentro. Pasa —dijo sin interés.

Yamaguchi entró al pequeño dormitorio, encontrando a Hana sentada en el piso, mirando por la ventana. Se giró al escuchar la puerta y sonrió al ver a su amigo.

—Hola, Yams —dijo Hana, tratando de sonar alegre—. ¿Qué te trae por aquí?

Yamaguchi notó la tensión en el aire. La sonrisa de Hana era un esfuerzo y se sentía un aire de incomodidad entre las dos chicas en el dormitorio.

—Vine a ver cómo estás, Hana. Te dije que vendría porque tenemos una conversación pendiente.

Hana asintió y le hizo un gesto para que se sentara en el sofá. Natsumi se quedó de pie, observando la escena. Ambas chicas intercambiaron una mirada tensa. Yamaguchi notó la incomodidad y decidió abordar el elefante en la habitación.

—¿Todo bien entre ustedes?—preguntó con cautela.

Natsumi suspiró, cruzando los brazos.

—No exactamente. Hemos tenido algunas diferencias últimamente —dijo.

Hana miró a Yamaguchi y luego a Natsumi, sus ojos llenos de preocupación.

—Es complicado, Yams—admitió Hana.

Yamaguchi asintió, intentando ofrecer una sonrisa reconfortante.

—Miren, ustedes son amigas desde hace mucho tiempo. No dejen que algo las separe. Necesitan hablar y solucionar sus diferencias.

Natsumi suspiró de nuevo, pero esta vez con una pequeña sonrisa.

—Yams tiene razón. Hana, debemos hablar.

Hana asintió lentamente.

—Hana, quiero que sepas que estaba preocupada por ti—comenzó Natsumi—. No quería que fueras al campamento por tu embarazo. Podría haber sido peligroso para ti y el bebé.

Hana la miró, sorprendida por la sinceridad.

—Lo sé, Natsumi. Pero sentí que me tratabas como si no pudiera tomar mis propias decisiones. Y te acusé de estar celosa porque me dieron esa oportunidad a mí y no a ti.

Natsumi negó con la cabeza, sus ojos llenos de arrepentimiento.

—No estaba celosa, Hana. Solo quería protegerte. Me asustó verte arriesgar tu salud y la del bebé.

Hana bajó la mirada, sintiendo una punzada de culpa.

—Lo siento, Natsumi. No debí acusarte de eso. Fui egoísta y no pensé en lo que estabas tratando de hacer por mí.

Natsumi se acercó y tomó las manos de Hana.

—Yo también lo siento. Debería haber confiado en ti y en tus decisiones. Somos amigas, y debemos apoyarnos mutuamente.

Blessing || Kei Tsukishima x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora