20. En Casa De Tsukki

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Hana caminaba por las calles mientras el sol se despedía, tiñendo el cielo de un naranja suave. El aire fresco de la tarde le hacía recordar las mariposas en su estómago, esas que revoloteaban sin cesar desde que decidió ir a ver a Tsukishima. Su corazón latía con fuerza, y aunque intentaba calmarse, el nerviosismo no dejaba de crecer a medida que se acercaba a su destino.

Finalmente, llegó a la puerta de la casa de Tsukishima. Observó la fachada, simple pero acogedora, y tomó aire antes de tocar el timbre.

Con un nudo en la garganta y las manos temblorosas, extendió la mano para tocar el timbre. El sonido resonó en sus oídos como un eco distante, y por un instante, pensó en dar media vuelta y regresar a su casa, pero sabía que tenía que hacerlo. Había demasiadas cosas sin decir entre ellos, y no podía dejar que esas palabras se perdieran en el silencio.

La puerta se abrió, y Hana se encontró con un joven que la miraba con curiosidad. Era el hermano de Tsukishima, Akiteru. Tenía una sonrisa amigable, aunque algo confusa, como si estuviera sorprendido de ver a alguien frente a la puerta a esa hora.

—Buenas tardes —dijo Hana, intentando mantener la compostura—. Soy Saikawa Hana... vine a hablar con Tsuki-- con Kei.

Hana recordó que el hermano también era Tsukishima, no tenía sentido si buscaba a Kei por su apellido, pero estuvo acostumbrada a decirle por así desde que lo conoció. Ni siquiera escuchó a Yams llamarlo por su nombre.

Akiteru la miró con interés, levantando una ceja con una expresión mezcla de sorpresa y diversión.

—¿Kei? —repitió, como si necesitara asegurarse de que había escuchado bien—. ¿Quieres decir que vienes a ver a mi hermano?

—Sí... —respondió Hana, sintiendo cómo el calor subía a sus mejillas—. Es importante.

Akiteru la miró un momento más antes de sonreír con más calidez.

—Claro, pasa —dijo, haciéndose a un lado para dejarla entrar—. Su habitación está al final del pasillo, la puerta de la derecha.

Hana asintió agradecida y entró en la casa, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Todo dentro estaba ordenado, lo que contrastaba con el caos que sentía en su mente. A medida que caminaba por el pasillo, sus pasos resonaban con suavidad sobre el suelo de madera, amplificando la ansiedad que la invadía.

Llegó a la puerta indicada y se detuvo. Su corazón latía aún más rápido, casi como si estuviera a punto de saltar de su pecho. Levantó la mano lentamente y tocó la puerta con delicadeza, como si temiera que se rompiera bajo el más mínimo contacto.

—Entra, Akiteru —se oyó la voz de Tsukishima desde el interior.

Hana tragó saliva y giró la perilla, abriendo la puerta despacio. Asomó la cabeza y respondió con un tono suave.

—No soy tu hermano, soy yo... Hana.

Tsukishima, que estaba sentado en su escritorio con unos auriculares puestos, se giró de golpe hacia la puerta. Su expresión, usualmente tan controlada y fría, se transformó en una mezcla de sorpresa y nerviosismo al ver a Hana allí.

—¿Qué... qué haces aquí? —preguntó, intentando recuperar la compostura mientras se quitaba los auriculares.

Hana cerró la puerta tras de sí y se acercó un poco, aunque manteniendo una distancia prudente. Sus ojos se encontraron con los de Tsukishima, y por un momento, ninguno de los dos supo qué decir. El peso de lo ocurrido en la enfermería todavía colgaba entre ellos, como una sombra que no lograban disipar.

Blessing || Kei Tsukishima x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora