13. Gomita pt.2

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Hana sostenía con delicadeza la foto de su bebé de dos meses y una semana. Sus ojos se posaban en la imagen mientras una sonrisa de orgullo iluminaba su rostro. En comparación con una gomita que tenía en la mano, el pequeño ser en la foto parecía igual de adorable y diminuto. Los dos eran tan pequeños y frágiles, y la gomita, con su forma y tamaño peculiares, parecía una divertida metáfora de su bebé.

De repente, un antojo la invadió. Era un gusto por comer gomitas, no tenía ninguna excepto la que tenía en mano, pero no era suficiente. Se volvió hacia Natsumi, que estaba sentada en el sofá, leyendo un libro.

—Oye, Nat, me estoy muriendo de antojo de gomitas. Voy a salir a comprar algunas. ¿Quieres algo? —preguntó Hana con una sonrisa expectante.

Natsumi levantó la vista de su libro, le dirigió una sonrisa cansada pero amable y asintió.

—Nada para mí, gracias. Pero ten cuidado con los precios, no querrás gastar tu dinero en gomitas, ¿verdad?

Hana rió mientras salía por la puerta, sintiendo la emoción de la pequeña aventura que le esperaba.

En la tienda, se dirigió directamente hacia la sección de dulces. Su mirada se fijó en los paquetes de gomitas, buscando desesperadamente el tipo específico que quería.

Finalmente, sus ojos se posaron en un paquete brillante con gomitas en forma de dinosaurios, parecía ser el último y Hana lo quería con desesperación. Justo cuando estaba a punto de agarrarlo, una mano rápida le adelantó. Hana levantó la vista y se encontró con una figura alta y delgada. Era Tsukishima.

—¡Oye! —exclamó Hana, frunciendo el ceño—. ¡Esas son las gomitas que estaba buscando!

Tsukishima, con una expresión de sorpresa en su rostro, miró el paquete de gomitas que ahora sostenía con firmeza.

—Vaya, parece que tenemos gustos similares —dijo Tsukishima con un tono que podía ser interpretado como una ligera burla.

Hana no se dejó intimidar. Se acercó y extendió la mano hacia el paquete, sus ojos mostrando una determinación feroz.

—¡Déjalas aquí! ¡Yo las vi primero!

Tsukishima levantó una ceja, su rostro mostrando una mueca divertida.

—¿Así que esto es una competencia ahora? No te preocupes, hay más paquetes por ahí. Solo porque tú las viste primero no significa que sean solo tuyas.

Hana, decidida a no dejarse ganar, se aferró al paquete con fuerza, mientras Tsukishima lo mantenía firme en su mano. La pequeña Hana (en comparación con Tsukishima) lucha por el paquete y se convirtió en una especie de tira y afloja, con ambos tirando y empujando.

Finalmente, después de unos momentos de lucha, Tsukishima, gracias a su fuerza, logró mantener el paquete en su poder y miró a Hana con una expresión triunfante.

—Gané. Las gomitas son mías.

De repente Hana comenzó a llorar inesperadamente. Las lágrimas brotaron de sus ojos y Tsukishima se quedó paralizado, sintiéndose incómodo con la repentina demostración de emoción.

—¿Qué… qué te pasa? —preguntó Tsukishima, claramente perturbado.

Hana sollozó mientras trataba de secarse las lágrimas con la mano libre.

—Es que… estaba esperando estas gomitas porque realmente tenía antojo. No puedo creer que ahora tengo que irme sin ellas. ¡Eres malo! —lo acusó.

Tsukishima se sintió abrumado por la culpa al ver a Hana tan afectada. De repente, sus sentimientos de victoria se desvanecieron y su corazón se ablandó. Miró el paquete de gomitas y luego a Hana.

Blessing || Kei Tsukishima x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora