33. Preparativos

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La luz del sol apenas comenzaba a iluminar el departamento cuando Natsumi venía llegando.

—¡No puedo creer que no dejaste ni un mensaje! —le recriminó Yamaguchi con voz dura cuando finalmente Natsumi llegó tambaleándose al departamento, con una mezcla de cansancio y confusión en el rostro.

—Ya te dije que no recuerdo qué pasó anoche —respondió Natsumi, pasándose una mano por la cabeza y sentándose pesadamente en una silla.

—¡Eso no es una excusa! —Yamaguchi levantó la voz sin darse cuenta—. Hana estuvo preocupada toda la noche, y yo también. No puedes simplemente desaparecer así.

Yamaguchi se dio cuenta de que Natsumi no había llegado a casa anoche. Hana, que estaba ya sensible por su embarazo, se había quedado profundamente preocupada la noche anterior. El ruido de la discusión eventualmente despertó a Hana, quien, a pesar de su estado de cansancio, se levantó de inmediato al escucharlos.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó con la voz adormilada, mientras sus ojos se enfocaban lentamente en Natsumi—. ¿Natsu? —su tono cambió al instante cuando la vio allí, sana y salva.

Antes de que Yamaguchi pudiera responder, Hana atravesó la sala y se lanzó hacia Natsumi, abrazándola fuertemente. Sus lágrimas comenzaron a caer casi de inmediato.

—¡Natsu, estuve tan preocupada! ¿Dónde estuviste toda la noche? —la angustia en su voz era palpable.

Natsumi, aún algo desorientada, la abrazó de vuelta y le respondió con un tono calmado pero algo evasivo.

—Me quedé a dormir en otra casa —dijo suavemente—. No fue nada malo, lo prometo.

Aunque técnicamente no mentía, no era exactamente lo que pasó en realidad. Hana simplemente asintió mientras se aferraba a su amiga, buscando consuelo en ese momento. La sensibilidad que sentía, influenciada por el embarazo, la hacía más susceptible a las emociones intensas.

—Haré el desayuno —dijo Yamaguchi con un suspiro, su tono volvió a un estado más tranquilo—. Natsumi cámbiate, y tú Hana ve a cepillarte antes de comer.

—No me trates como a una niña pequeña, Yams —protestó Hana con una pequeña mueca de molestia, cruzándose de brazos.

Natsumi no pudo evitar sonreír ante la escena.

—Eres adorable, Hana, así que es difícil no tratarte como a una —comentó Natsumi con una risa juguetona.

—No estoy siendo adorable —refunfuñó Hana, aunque un pequeño rubor se asomaba en sus mejillas.
  

Una vez que todos se reunieron en la mesa del comedor, el ambiente se tornó más relajado

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Una vez que todos se reunieron en la mesa del comedor, el ambiente se tornó más relajado. Yamaguchi se encargó de poner todo en orden.

—Hana, ¿todo está bien con la gomita? ¿no ha dado problemas? —preguntó Yams mientras colocaba un plato frente a ella.

Blessing || Kei Tsukishima x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora