30. Pequeños Movimientos

731 85 87
                                    


Hana estaba en su habitación, sentada en el borde de la cama, mirando fijamente al techo como si buscara respuestas allí. Su mente estaba llena de recuerdos. Cada imagen de Tsukishima pasaba por su cabeza como si fuera una película que no podía detener. El primer día que lo conoció, el momento en que hablaron por primera vez, y luego... la fiesta. Esa fiesta había cambiado todo.

—¿Cómo pude atreverme a ir? —murmuró para sí misma.

Esa noche había sido diferente, y aunque no todo había sido perfecto, era una de esas noches que recordaría para siempre. Había sido el punto de partida para lo que ahora vivía, lo que jamás imaginó. Las cosas se habían complicado de maneras que no esperaba. Sí, sentía cosas por él. No podía negar eso, incluso aunque la situación hubiera dado giros inesperados. Pero lo que más la confundía era el hecho de que ahora no solo era ella, sino también su bebé, su pequeña gomita.

—¿Cómo llegamos hasta aquí? —suspiró, acariciando suavemente su vientre.

Había salido con Akaashi en aquella ocasión, pero eso no significaba nada serio. De alguna forma, siempre volvía a pensar en Tsukishima. Incluso lo de Kenma había sido un accidente... Un simple accidente. No podía negar que le gustaba Tsukishima, y aunque sus interacciones recientes habían sido cortantes, aún lo quería. Pero él no parecía estar completamente involucrado. No podía obligarlo a estar allí si él no quería, aunque sí tenía una responsabilidad. Él era el padre de la gomita, y ella quería que su bebé tuviera al menos una figura paterna presente en su vida.

Se sonrojó al pensar en cómo sería Tsukishima como padre. A veces, se lo imaginaba preocupándose por ella, acercándose suavemente, hablándole al bebé en su vientre de manera torpe pero sincera, acariciando su vientre con manos suaves. Solo pensar en ello hizo que sus mejillas se sonrojaran. La imagen de alguien tan serio y frío como Tsukishima preocupándose por su bebé la hizo reír por lo bajo. Era tan extraño, pero al mismo tiempo, una parte de ella deseaba que ese sueño se hiciera realidad. 

—Tal vez... tal vez no sería tan malo después de todo —susurró, acariciando su vientre una vez más.

Recordó cuando hizo que tocara su vientre. Al principio, su tacto había sido tímido, pero luego, se había vuelto cálido. Ese recuerdo la hacía sentir una mezcla de emociones. No podía evitar imaginar en el fondo que Tsukishima se estaba preocupando más de lo que quería admitir.

De repente, sintió algo. Un pequeño movimiento que la tomó completamente por sorpresa.

—¿Qué fue eso? —Hana abrió los ojos, tocando instintivamente su vientre.

Era la gomita, su bebé. Su corazón dio un vuelco. Nunca había sentido algo así antes, un pequeño revoloteo dentro de ella, como si su bebé le estuviera diciendo que estaba ahí.

—¡Natsumi! ¡Natsumi! —gritó mientras corría por el pasillo, buscando a su amiga.

Natsumi llegó corriendo desde la cocina, con el ceño fruncido de preocupación.

—¡¿Qué pasó?! —preguntó alarmada—. ¿Estás bien? ¿La gomita está bien?

Hana, sin poder contener la emoción, sonrió ampliamente.

—¡Se movió! —exclamó Hana, sus ojos brillaban con una mezcla de sorpresa y emoción—. ¡La gomita se movió!

Natsumi abrió los ojos de par en par, y sin perder tiempo, corrió hacia Hana para poner su mano sobre su vientre, esperando sentir el mismo movimiento.

—¡Déjame sentir! —dijo emocionada.

Pero el bebé ya no se movía. Natsumi frunció el ceño y reclamó con una voz juguetona.

Blessing || Kei Tsukishima x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora