21 | Descontrol

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Nate

Estaba alucinando, vivía en una clase de realidad creada por mi cabeza o Serena Brooks había aceptado.

Me fue difícil creer que ella aceptaría lo que le propuse debido a su altivez, arrogancia y actitud de santa, pero ahí estábamos, en la fiesta de los Palmer saliendo de su estudio después de que le di un orgasmo.

Presenciar a Serena en el punto más alto de la excitación era lujuria pura, aún no podía creer que yo le había brindado esas sensaciones.
Sus gestos, gemidos, caricias. Carajo. Todo en ella era demasiado sensual.

No pensé que asistir a esa fiesta sería tan estimulante, de hecho no quería ir.

Solté la mano de Serena hace un rato, pero caminamos juntos hasta llegar a Andrew y Priscila.

— Amigo ¿Dónde estabas? — el castaño me preguntó. Hace rato me estaba llamando — Se hace tarde.

— ¿Tarde para qué? — cuestionó Brooks.

— Para la carrera — contestó Andrew para después fijarse en la chica a mi lado — Esperen ¿Estaban juntos?

Ambos nos miramos y me fije en lo sonrojada que Serena estaba. Maldición.

— Eh... — iba a contestar pero Serena me detuvo.

— Yo andaba por ahí... y me lo encontré — contestó confiada — Dijo que lo estabas llamando y quise venir para hablar con Pri.

La aludida sonrió,pero no pasó desapercibida la mirada que me dedicaba.

— Iremos a la carrera ¿Vienes? — le preguntó a su amiga.

Negó — No puedo ir así.

Hizo énfasis en su vestimenta la cual me volvió loco desde el momento en que la vi. ¿Quién carajos viste algo tan corto con este frío? Pero debía admitir que ese vestido le quedaba jodidamente bien, se entallaba en su cintura y dejaba al descubierto sus largas piernas, las cuales ya había acariciado.

El solo pensamiento me hizo sonreír. Teníamos que repetirlo.

— Vamos — le insistió Priscila — En el auto tengo dos cambios de ropa.

Terminó convenciéndola y la pareja se fue primero después de darle un bolso con ropa a Serena, le dije a Andrew que iba en un momento para despedirme de mis padres.

— Te vas conmigo — le dije a la castaña no preguntándole sino afirmando antes de ir a buscar a mi madre.

La encontré charlando con otras mujeres.

— Me voy — le dije dándole un beso en la mejilla.

— Cariño, pensé que te quedarías más tiempo — dijo sonando un poco triste.

— Si... pero estoy cansado y... — no se por que voltee en dirección a Serena quien estaba saliendo de la casa y mi madre siguió mi mirada.

— Entiendo — sonriente me dió un abrazo.

No vi a mi padre por ningún lado y tampoco me apetecía despedirme de él así que salí de la mansión de los Palmer dirigiéndome a mi auto donde la heredera de los Brooks estaba recargada en el capo.

— Tendrás que cambiarte en el auto — le dije a la vez que subíamos.

— ¡¿Qué?! ¡No! — exclamó e intentó abrir la puerta, pero fui veloz al colocarle el seguro — Nate, déjame bajar.

— Ya vamos tarde, no seas testaruda — encendí el auto y conduje hasta la Avenida.

— No mires — dijo mientras sacaba prendas de la bolsa.

Noches de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora