19 | ¿Nada más?

89 7 2
                                    

Holaaaa, me gustaría mucho conocer su opinión sobre la historia. Les agradezco mucho por leer. Comenten y voten plis.
Disfruten <3

Nate

El alcohol definitivamente me estaba afectando. ¿Besar a Serena enfrente de todos? me estaba volviendo loco por hacer eso.

Pero mi locura solo resaltaba mis deseos ya que había estado muriendo por besarla y estar cerca de ella toda la noche. Besarla fue arriesgado y cuando me acerque pensé en hacerlo en un lugar más privado, pero no iba a desaprovechar la oportunidad.

Ella se levantó temblorosa y me pidió que me alejara de ella. Lo hubiera hecho de no ser por su aspecto el cuál era bastante malo.

— Tengo... tengo que ir al baño — trató de hablar y la tomé por los hombros dirigiéndola al baño del cuarto de visitas en donde comenzó a vomitar.

Carajo, me sentía de la misma manera que ella, todo daba vueltas, aunque desconocía lo que estaba bebiendo.

Recogí su cabello y masajee su espalda mientras ella vomitaba sobre el retrete.

Serena había estrenado el nuevo baño de Ryan.

Hizo el intento de levantarse y la ayudé. No dije nada cuando comenzó a enjuagarse la boca. Se miro en el espejo en donde noté las lágrimas que caían por sus mejillas.

Se volteo hacia mi con sus ojos llorosos los cuales no me gustaba ver llorar por que se veían rojos y no dejaban ver su color. Ese color que tanto me gustaba.

— Me siento mal — admitió acercándose a mi — Quiero dormir.

Apenas se le entendía a lo que decía o el alcohol ya estaba causando estragos en mi.

— Quizás puedo llevarte a tu casa — dije sacándonos del baño.

Serena negó y se acosto en la cama de invitados.

— ¡Quiero dormir ya!

La vi acomodarse en el edredón y fruncí el ceño. Que chica tan rara pensé.

Pero bien que la besaste.

Me reprendí por mi estupidez. Iba a salir para decirle a Grace que su amiga estaba mal cuando la aludida me llamó de nuevo.

— ¡Nate!

— ¿Si?

— No te vayas.

Fruncí el ceño.

— Serena — Me acerqué a donde ella estaba acostada — De verdad, no me quieres aquí.

Hasta el más estupido era capaz de darse cuenta que Serena Brooks no me quería cerca y era lógico le había sido infiel a su novio de años conmigo. Obviamente no me querría cerca, pero he escuchado que los niños y los borrachos son los únicos que dicen la verdad así que le di el beneficio de la duda.

— Si. No me dejes sola — dijo con sus ojos cerrándose. Dudé, pero aún así me acoste del otro lado de la cama no sin antes acercar un bote de basura por si vomitaba en la noche.

Serena se volteo y ambos nos veíamos. La luz de la ciudad se reflejaba en su rostro debido al gran ventanal de la habitación y me quedé anonadado mirando sus ojos.

— Me gustan tus ojos — confesé. No sabía de dónde había salido eso, me estaba comportando como un idiota.

Ella sonrió y pude notar que se sonrojó.

— A mi me gustan los tuyos — habló para después llevar su mano a mi rostro tocando desde mis cejas hasta mi mejilla para terminar acariciando mi labio inferior.

Noches de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora