25 | Confusión

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Nate

— Nate Crawford.

Detuve mi paso por el pasillo al escuchar esa voz llamándome. Giré hacia la persona que me llamaba.

— ¿Señorita Yara, a qué debo el honor de que me busque? — le dije con una sonrisa a lo cual ella bufó.

La señorita Yara y yo nos habíamos vuelto conocidos debido a mi historial al entrar a la universidad, no era precisamente un alumno ejemplar y pasaba algo de tiempo en su oficina.

— Ven a mi oficina — la seguí hasta entrar a la oficina que ya conocía muy bien — Siéntate.

— ¿Qué hice ahora? — dije recostando mi espalda en el respaldo de la silla.

— Nada que yo sepa aún — levanto una ceja para después mirar su laptop — Te tengo una mala noticia.

Resoplé. ¿Qué pasaba? El último año estaba yendo muy bien, pero parecía que tendría obstáculos.

— Si cumpliste con la actividad artística, pero no llevaste una actividad deportiva — dice lo que ya sé — Y es un requisito obligatorio para graduarte.

Recordé lo que habló Serena en la cena, parecía que yo tampoco me salvaría.

— No me diga — hablé con fastidio pensando en lo que tendría que hacer.

Ella asintió — Te diría que te inscribieras a un deporte pero para que los créditos sean válidos tienes que formar parte del equipo más de seis meses — siguió hablando — Lo único que puedes hacer, es integrarte a un club lamentablemente todos están llenos, pero el club organizador estaba solicitando ayudantes.

Me aturdió con tanta información. ¿Por qué carajos no me metí al equipo de fútbol cuando ingresé?

Por qué no me importaba.

Claro.

— Me imagino que es lo único que queda. — dije fingiendo una sonrisa.

— Así es, por eso llamé a la presidenta del club.

En ese instante alguien tocó la puerta. Yara se levantó y abrió dejándome sin palabras con la persona que entraba a la oficina.

— La señorita Caroline Winston es la presidenta del club organizador y muy amablemente ya te ha aceptado en el club — Yara tenía una sonrisa al igual que Caroline. No podía decir lo mismo de mi que estaba considerando la idea de no graduarme con tal de no entrar a ese club.

Maldita sea. Debía ser el hombre con la peor suerte del mundo.

— Claro, señorita Yara. Será un placer integrar a Nate a nuestras actividades — comenzó a hablar Caroline con una sonrisa de oreja a oreja.

Mierda. La mirada de Caroline estaba fija en mi como un depredador, sería muy difícil escaparme de ella ahora.

— Es más ¿Por qué no le explicas su próximo proyecto ahora? — la señorita Yara le dijo a Caroline y yo bufé.

— Estaría encantada ¿Nate? — Caroline me miró y yo fingí una sonrisa.

— De acuerdo.

Me puse de pie, Caroline salió primero y antes de salir me despedí de la señorita Yara.

Salimos al pasillo mientras yo maldecía mentalmente por tener que pasar tiempo con Caroline pudiendo estar con los chicos.

— Tenemos visto recaudar fondos para una casa hogar — me explicó mientras entrábamos a la cafetería — El año pasado recaudamos cinco mil dólares, queremos recaudar más.

Noches de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora