28 | Descubiertos

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Nate

No teníamos descaro.

Lo que hacíamos estaba mal, ambos lo sabíamos, pero no queríamos parar o más bien, no podíamos.

Había sacado a Serena disimuladamente de la fiesta de Olson y acabamos en mi departamento haciendo lo que mejor sabíamos hacer.

Estaba amaneciendo cuando sentí a Serena removerse en la cama.

— Buenos días — me dijo volteándose hacia mi.

Su cabello estaba alborotado, sus mejillas rojas y sus ojos brillosos debido a que la luz del ventanal le daba en el rostro.

En ese momento quise tener una cámara y tomar una fotografía, aunque no le haría justicia. Tuve que conformarme con memorizarla y apreciarla unos segundos antes de contestarle.

— Buenos días — toqué su mejilla atrayéndola hacia mi, dejando un beso en sus labios.

Ella jadeó provocando que intensificara el beso. Mis manos comenzaron a tocar su cuerpo, sus pechos, cintura, caderas.

La coloqué debajo de mí sin dejar de besarla. Ambos estábamos desnudos, lo único que nos separaba eran sus bragas las cuales no tarde en bajar. Eran negras de encaje, mordí mi labio inferior antes de hacer algo mejor.

Baje mi rostro hasta su abdomen notando como la piel de esa zona se erizaba. Con mis dientes baje la prenda hasta sus rodillas, levante la mirada hacia Serena quien tenía sus ojos fijos en mi.

Volví a subir hasta besarla y fui bajando dejando ligeros besos húmedos en su cuello, sus pechos, su abdomen.

— Nate... — suspiró colocando sus manos en mi  cabello.

— ¿Qué es lo que quieres? — le pregunté antes de besar la parte interna de sus muslos. Podía ver que se encontraba húmeda y sus caderas habían comenzado a moverse.

— Yo... — no terminó la frase ya que pase mi dedo cerca de su centro — Nate...

— Aún no se que quieres — introduje mi dedo despacio y aprecié su rostro contraerse. Sus caderas comenzaron a moverse, pero se detuvo cuando su celular comenzó a sonar.

Ambos nos quedamos estáticos, ella quiso apartarse pero no la dejé. Alcanzó su móvil que estaba en la mesita de noche y miro la pantalla.

— Le llamaré luego — dijo dejando sonar el aparato y negué.

— Contesta, puede ser importante — no me importaba quien fuera, quería ponerla a prueba. Además tocarla mientras hablaba por teléfono sonaba excitante.

— Pero... es Zack — dudó y yo sonreí.

— Mejor.

Ella tardó unos segundos, pero me devolvió la sonrisa colocando el celular en altavoz.

Continúe con lo mío.

— Hola cariño — Eloy la saludo y me regocijé en mi lugar al ver cómo Serena cerraba los ojos por qué había comenzado a masturbarla.

— Hola... — respondió tratando de disimular.

Introduje uno de mis dedos haciendo círculos mientras besaba sus muslos. Me encantaba lo suave que era su piel.
Me atreví a besar su vagina haciéndola retorcerse.

— Feliz navidad, cariño — la voz de Zack se escuchaba a lo lejos. Moví mi lengua y succioné un poco.

Serena tenía su mano tapando su boca. La aparte y un jadeo se le salió.

Noches de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora