Serena
— ¡Jack y Rose podían estar en esa puerta!
—¿A mitad del océano? ¿A quien sabe cuantos grados bajo cero?
Como cosa de todos los días escuchaba a mis amigos ensimismados en un gran debate que como Grace lo llamaba "la pregunta del siglo" en donde ella y Dylan debatían sobre si Jack y Rose del Titanic hubieran sobrevivido si Rose no hubiese sido egoísta al acaparar toda la puerta. Intenté dar mi opinión, pero fui silenciada por Dylan.
—La puerta era demasiado grande, ambos cabían perfectamente — Dylan hizo un gesto con sus manos simulando la grandeza de aquella dichosa puerta.
—¡Era un pedazo de madera a mitad del océano! — Grace exclamo exasperada y reí al verla estresada por algo tan ridículo.
Dejé de escuchar su tonto conflicto cuando sentí una mano en mi cintura acompañado de un beso en mi mejilla.
—Hola preciosa.
Zack dejo sus libros en la mesa donde nos encontrábamos y se sentó a mi lado. Correspondí su saludo tomándolo de la mejilla mientras atraía sus labios a los míos besándolo como solía hacerlo de manera suave y delicada.
Entrelazó nuestras manos colocando la unión en mi muslo. Él comenzó a escuchar aquel debate y yo a admirarlo. Zack poseía esa mirada tierna con sus ojos color miel, su cabello castaño le daba el toque relajado resaltando su ligero bronceado. Aunque nos encontrábamos en noviembre el sol de California nunca dejaba de brillar.
Lo conocía de toda la vida al igual que mi mejor amiga Grace. Zack y yo nos hicimos novios en preparatoria cuando nuestros padres sugirieron que seriamos una linda pareja, fue extraño que ellos tuvieran esa idea, pero no me importo mucho ya que a mí siempre me gustó y cuando descubrí que el sentimiento era mutuo quise morir de la emoción. Somos novios desde ahí y al entrar a la universidad firmamos un acuerdo matrimonial.
Si, en algún momento me casare con él.
Al principio tuve mis dudas y estuve a punto de no hacerlo hasta que mis padres lograron convencerme para firmar.
—¿Qué carajos dices? — Escuche a Zack decir — No había espacio suficiente para ambos.
Ahora él también se había integrado al debate. Tome un sorbo de mi botella de agua desviando mi mirada hacia las demás personas que estaban en la cafetería, algunas estudiando, otras riendo y otras simplemente existiendo. Mis oídos captaron unas risas mas fuertes y guíe mi mirada hasta aquellos sonidos a unas cuantas mesas de nosotros.
Logré reconocer a algunos chicos de la facultad de finanzas riendo sobre algo y detuve mi mirada más del tiempo necesario en un chico.
Llamaba la atención al peinar su cabello despreocupadamente no pude descifrar el color de su cabello a simple vista lucia como un castaño muy claro que lograba confundirse con el rubio. Sonreía mostrando sus hoyuelos. La camisa que portaba se les pegaba a los brazos en donde podías notar fácilmente su trabajo en el gimnasio. Por un momento quise saber que era tan gracioso para yo también estallar a carcajadas.
Nate Crawford , de los más populares en su facultad. Lograba despertar mi curiosidad, puesto que nunca había entablado una conversación con él además de las constantes advertencias de mis padres a no acercarme a él o a su familia.
Me devolvió la mirada y rápidamente aparté mis ojos de él centrándome de nuevo en mis amigos quienes parece que dieron por terminado su debate.
—¿Conclusión? — les pregunte mirando a Dylan quien permanecía serio con sus brazos cruzados sobre su pecho.
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Noches de invierno
RomanceSerena Brooks es la definición de obediencia y tranquilidad. Siempre sigue las reglas y todo tiene que estar controlado a su alrededor, su debilidad en casa la a vuelto fuerte fuera de ella. Nate Crawford hace lo que le apetece, siempre siendo el c...