¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Acá hay onda eh — dijo Ramiro cuando su amiga contaba como la había pasado con Julián.
— Ninguna onda hay Ramiro, no flashees. Acordate que tengo novio y lo amo — respondió Olivia.
— Tu novio es un pelotudo — dijo Ramiro — te juro que me da bronca que estés con él porque sos una de las personas más buenas que conozco, no entiendo qué haces con alguien que te trata tan mal. Aprende a soltarlo y a valorarte y te vas a dar cuenta que lo tuviste que haber dejado hace meses.
Olivia rodó los ojos, estaba cansada que hablen así de Joaquín, solo quería el apoyo de su mejor amigo.
La morocha era consciente de la dependencia que tenía por Joaquín, sabía que si algún día ellos se separaban le iba a costar muchísimo superarlo. Nunca se había abierto tanto a una persona como lo hizo con el. Nunca antes se había dejado amar.
Dejó el mate que estaba tomando con Ramiro y se fue a su habitación a terminar las valijas.
— Perdón Livi, me pasé un toque — dijo Ramiro mientras seguía a su amiga al ver que sus comentarios no le había caído para nada bien.
— Ya está Rami, voy a terminar de guardar todo — dijo Olivia.
Los dos mejores amigos habían ido unos cuatro días a Londres porque a Olivia la habían invitado a un partido del Chelsea y podía invitar a alguien, así que quien mejor que Rami al cual le encantaba el futbol. Los dos aprovecharon a quedarse unos días ahí, Olivia necesitaba paz mental.
— Bueno — respondió su mejor amigo y la abrazó — te amo olitzia — Olivia sonrió.
— Yo más iami — Ramiro sonrió y dejó la habitación.
Ramiro sabía que tarde o temprano su amiga iba a abrir los ojos y darse cuenta la clase de persona que tenía a su lado, pero si seguía hablando Olivia se iba a cerrar con él así que lo único que podía hacer era apoyarla siempre.
(...)
Olivia se encontraba en la puerta de la casa en la cual vivía con su novio con un regalo para él en su mano y en la otra su valija.
Entró sigilosamente, intentando no hacer nada de ruido y acercándose a su novio despacio. Dejó su valija y se acercó con el regalo en mano.
— Nah, que se va a dar cuenta Olivia? Si es más boluda — escucho como su novio hablaba con alguien mientras jugaba a la play. Al escuchar eso la morocha decidió quedar atrás de la pared para escuchar más — Amigo todos los findes voy y la cagó con una distinta y estos días que se fue a Londres invité a minas y ni cuenta se dio — la morocha al escuchar eso sintió como le clavaban un puñal por la espalda. El hombre al cual había amado más que a ella misma la estaba traicionando. El pecho le dolía y las lágrimas caían por sus mejillas.
— Además ya no podemos tener cosas lindas porque todo lo arruina y siempre quiere ser el centro de atención — habló enojado Joaquín mientras jugaba al FIFA.
Olivia escuchaba solo a Joaquín ya que como él estaba con los auriculares no podía escuchar con quién hablaba ni qué opinaba la otra persona.
— Si es una pendeja caprichosa que queres que haga? Es una pesada, parece que estoy con una de quince años — Olivia se mordía el labio inferior para no quebrarse ahí mismo — No, no la voy a dejar, estoy bien así — habló Joaquín — Se que no me va a dejar la trate como la trate si es una insegura de mierda y tan necesitada de amor que haría lo que sea para no perderme.
Sus más grandes inseguridades habían sido nombradas por el que ella consideraba su novio. Su pecho dolía y se sentía mal.
— No sé cómo explicarte amigo, pero es como tener a alguien que hace todo lo que le digas y la manejas como quieras. Para lo único que sirve es para coger la mina esta — Olivia sintió asco al escuchar como él hablaba de ella, tenía bronca y ganas de meterle una piña en este mismo momento a Joaquín. Mientras tanto el solo se reía y se burlaba de ella.
— ¿Ahora que te enojas boludo? Que te haces el defensor del pueblo? — dijo furioso Joaquín — ¿Que te importa como hablo yo de ella? Bue chau — Joaquín se sacó los auriculares y se dios vuelta.
Y ahí estaba ella con lágrimas en los ojos pero tenía una expresión de enojo y tristeza.
— Ay dios! Me asustaste! ¿Cómo vas a aparecer así? — se tomó el pecho — ¿Que te pasa? — preguntó al notar la expresión de su novia.
Olivia no podía contestar, las palabras no salían de su boca, tenía un nudo en la garganta que se lo impedía.
— ¿Me vas a contestar? — preguntó de mala manera su novio.
Olivia no aguantó más y le revoleo el regalo en el pecho. Sentía que le habían atravesado el corazón con un puñal, pero lo que más le dolía era que había sido la persona que más amaba.
Olivia se dio la vuelta y fue directo a agarrar su valija para irse de esa casa, esa casa en la cual habían pasado momentos hermosos con él. Ella no iba a permitir que él la vea quebrarse.
— ¿Qué haces Olivia? — Joaquín frunció el ceño. El miedo y desesperación que sentía ya que por primera vez sentía que la perdía. Ella no le contestó y siguió el camino hasta la puerta mientras secaba sus lágrimas — OLIVIA! ¿Qué mierda estás haciendo? — grito desesperado y la agarró de la muñeca.
Ella se giró y lo miró con asco y desprecio.
— ¿Te pensaste que no me iba a enterar? ¿Qué no iba a escuchar todo lo que decías de mí? — él miró el suelo avergonzado.
— Hablemos Oli, porfavor — pidió con deseos el morocho.
— ¿HABLAR? Hablar las pelotas Joaquín ¿No te parece que ya hablaste lo suficiente? — respondió furiosa — No me toques, no te quiero ver nunca más en mi vida sos una mierda de persona.
— Oliva porfavor. No digas estas cosas si los dos sabemos que haces esto y después volves.
— Soltame te dije. Te vas a arrepentir de esto, acordate que el que perdió acá sos vos no yo — lo señaló con el dedo y se soltó de su agarre.
Rápidamente abrió la puerta y se fue sin mirar atrás.
