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20 de noviembre de 2022 (dos meses después)
La muchacha se encontraba caminando por el pasillo de la empresa donde trabajaba de modelo de marcas en dirección a la puerta de salida, y es ahí cuando lo vió. Ahí estaba él, Julián, misma altura, mismo corte de pelo, mismo todo, pero no estaba solo. Se encontraba con una chica casi de su misma altura, bronceada, morocha, ojos marrones y una sonrisa y nariz hermosa, pero algo en ella no le cerraba. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Se quedó mirándolos sin ningún tipo de descaro ni disimulación.
No quería hacerse la cabeza y solo quería pensar que era su amiga o tal vez alguna fan, hasta que algo hizo que ese pensamiento cambie. La chica lo agarró de la cara y le dio beso en el cachete mientras él la tomaba por la cintura. Sus miradas se cruzaron y un flashback le vino a la cabeza.
Flashback
10 de noviembre de 2022
— Vos y yo no podemos estar juntos Julián — dijo con un dolor inexplicable en su pecho.
— ¿Por qué? ¿Por qué no? — preguntó con el ceño fruncido el cordobés sin entender.
— Porque... — tomó aire y se mordió su mejilla interior — siento que vamos muy rápido y yo tarde o temprano te voy a lastimar.
— Eso se puede arreglar y vos no me vas a lastimar Livi. No va a ser así, intentémoslo — dijo el cordobés agarrándola de las manos.
— No, vos no entendes — dijo ella quitando sus manos rápidamente.
— Explícame entonces.
— Alejo a todas las personas que quiero porque las lastimo.
— No me vas a lastimar, nosotros nos amamos.
— Estás equivocado, yo... — miró hacia el piso con sus ojos llorosos, sabiendo que todo esto iba a terminar hoy — yo no te amo.
— Mentira, vos si me amas — se acercó negando con su cabeza. Intentando entender que simplemente Olivia estaba confundida.
— No Julián.
— Entonces mírame a los ojos cuando lo decís — Olivia se quedó en silencio — mírame y decimelo — la agarró del mentón haciendo que ella levante su vista y se choque con sus ojos — te juro que si me lo decís me voy y esto se termina acá, pero quiero que me lo digas — pidió con sus ojos llorosos.
Olivia tomó aire, pero sentía que ni todo el aire que había era suficiente. Ella en verdad no quería lastimarlo, pero sin darse cuenta ya lo estaba haciendo, estaba partiendo su corazón en mil pedazos, lo estaba destruyendo.
Julián quería entenderla, pero nunca pudo. Olivia es una persona muy cambiante, un día está establa y al otro no. Lo único que entendía es que él la amaba y estaba dispuesto a todo solo por su felicidad.
— Yo no te amo — dijo finalmente mirándolo a los ojos y esta vez fue él el que bajó la mirada.
El silencio reinó en la habitación. El ambiente estaba tenso. Olivia sentía como poco a poco le faltaba el aire. Julián se quedó en silencio unos segundos, segundos que fueron interminables.
— Está bien, no te puedo obligar a nada — dijo con los ojos llorosos y la voz quebrada — Te amo Livi — fue lo último que dijo antes de dirigirse a la puerta, esa puerta que siempre que veía le venía a la cabeza la imagen de Julián yéndose.
Y esa fue la última vez que lo vio, un diez de noviembre...
Olivia sabía que lo había perdido, pero era lo mejor. Ella sabía que no le podía dar lo que él quería y era hora de soltarlo, no podía soportar que él sea infeliz a su lado, lo de ellos no iba a funcionar o al menos eso creía ella.
Al día siguiente el cordobés se borró completamente de la vida de Olivia, le hacía mal. Y al pasar los días el dolor se convirtió en bronca, sentía que la morocha había jugado con él y sus sentimientos.
Los días pasaron y septiembre había terminado, igual que lo que tenían ellos.
Él se pasó días llorando al igual que ella, solo que las lágrimas de él al pasar de los días se transformaron en enojo. Olivia lloraba todas las noches, recordando la última vez que se vieron e intentando autoconvencerse que lo que había hecho era lo mejor para ambos.
Fin del flashback
Rápidamente quitó su mirada de la de él y caminó rápidamente hacia la salida. No soportaba verlo, no podía. Sentía como sus piernas se iban a rendir ante él. Lo extrañaba demasiado, pero ya era tarde.
En el fondo se arrepentía. Pensaba todas las noches que hubiera pasado si todo fuera distinto. Si ella no hacía eso, si él hubiese llegado antes, si iban más despacio y ella no aceleraba las cosas por miedo a que él se cansara de esperarla. Todo hubiera sido tan diferente a como lo es ahora.
Se subió rápidamente a su auto, trabó las puertas y solo lloró. Luego de un rato las lágrimas ya no salían. Su cara estaba roja y sus ojos hinchados, sus ojeras eran notorias. Ella no estaba bien.
Agarró su celular y le escribió a su psicóloga, hace días que no iba, no podía ni levantarse de la cama, pero era hora.
(...)
— Tenes que dejar que las cosas fluyan Li — dijo su psicóloga — no podes adelantarte todo el tiempo y acabar con todo antes de que salga mal porque nunca sabes cómo van a terminar las cosas si nunca intentas. Si salieron mal una vez no significa que siempre va a ser así.
— Pero él es muy bueno para mí, no me lo merezco, no le puedo dar lo que él quiere.
— Para el sos todo y con solo tu presencia y que estés a su lado le basta y le sobra. Nunca más digas que no te mereces algo Oli, vos sos una persona maravillosa que tiene el mismo derecho de la felicidad que todos los demás. No dejes que tu cabeza te detenga a ser feliz. La vida es prueba y error. Pero si no probas nunca vas a saber.
— Pero ya es tarde.
— Nunca es tarde, si en verdad se aman lucha por el.
— Pero creo que ya me olvidó.
— Lo que tenían ustedes era muy fuerte, es imposible que se haya olvidado tan rápido de vos.
