📍Inglaterra, Manchester
10 de septiembre de 2022— Juli! — corrió la morocha hacia él cuando lo vio caminando con Enzo en los pasillos y lo agarró de la cara — Mira como tenes el labio — lo abrazó fuerte.
— No fue nada, peor quedó el otro — la agarró de la cintura.
— Se la re merecía ese — dijo Enzo.
— Si, pero tampoco para agarrarse a las piñas en pleno partido — contestó Olivia — Encima te echaron.
— Valió la pena — sonrió el cordobés.
— Papi! — se escuchó la voz de Olivia, la cual venía entusiasmada con su mamá, Valentina.
Enzo se agachó y abrió sus brazos para poder abrazar a su hija. Le hizo upa y con una sonrisa saludó a Valentina.
— Como te agarraste vos eh — le dijo Valentina a Julián.
— Bueno, nosotros ya nos vamos, se nos hace tarde — dijo enzo.
Los cuatro amigos se saludaron con un beso en la mejilla para luego irse por el extenso pasillo del estadio.
— ¿Queres venir a mi departamento? — preguntó Julián.
— Dale — Olivia sonrió.
(...)
Y ahí se encontraban. Los dos sentados en el sillón jugando a la play mientras comían pizza, un planazo ¿No?
— Nah, no se vale Julián! Sos un tramposo — dijo enojada la morocha.
— No soy tramposo, acepta tu derrota — se defendió el moorcho mientras acercaba su cara a la de la chica.
— Nunca — está se acercó más generando más tensión entre los dos.
— Que linda que sos — habló Julián luego de unos segundos en los cuales los dos estaban callados. Este comentario generó que Olivia se ponga colorada y se tape la cara.
— No me digas eso que me pongo colorada — dijo mientras se reía.
— Si es la verdad.
— Basta Julián.
— ¿Qué te pasa? ¿Te pones nerviosa?
— ¿Yo? No, no sé qué decís.
— Mírame entonces — dijo y la morocha se sacó las manos de la cara para mirarlo.
Se sorprendió al acercamiento de Julián. Literalmente alguno se movía un poco y se besaban.
Todos sabemos perfectamente la tensión que hay acá. Olivia, por más de que no admitiera lo enamorada que estaba de Julián y solo diga que capaz le gusta un poco, se notaba en sus ojos. Y Julián desde el primer momento que la vio se sintió flechado y hoy se ve que tuvo el coraje de decirle esas cosas a la morocha.
— ¿Qué me miras la boca? — preguntó Olivia.
— ¿No puedo? — dijo Julián desafiándola y acercándose aún más, rozando sus narices.