|Cap 13|

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—Cielo Escondido—

-Ella es un ángel, Alastor

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-Ella es un ángel, Alastor. -dijo con seriedad Lucifer, su voz reverberando con una mezcla de preocupación y resignación.

-Lo sé, pero créeme, todo estará bien. -respondió Alastor, sosteniendo a su hija con ternura. -Podemos criarla como un demonio, Lucifer.

-¡¿No te das cuenta?! ¡Ella es un ángel! Su aureola la delata, no podemos criar un ángel en el infierno. -exclamó Lucifer, llevándose las manos al cabello y arrancándose unos mechones en desesperación. -Ella no es como nosotros.

Alastor permaneció en silencio, observando a su esposo mientras Caín, su hijo mayor, sostenía a Charlie. La tensión en la habitación era palpable, y el joven demonio miró a su padre con preocupación.

-Papá... -susurró Caín.

-¿Qué diablos pensaría de esto? Ella es un ángel y nosotros somos crueles demonios. Merece vivir en el cielo, Alastor. -dijo Lucifer, dejando escapar una ira contenida que hizo eco en las paredes del inframundo.

Las palabras de Lucifer desataron una reacción visceral en Alastor. Fuego verde y negro comenzó a arder a su alrededor, y un par de cuernos brotaron de su cabeza.

-¡No dejaré que nos separes!. -declaró con rabia.

-¡No es lo que quiero, Ali! Pero no tenemos ninguna posibilidad... -La voz de Lucifer se quebró, Alastor extendió su mano tomando la de su esposo y llevándola a la mejilla de la pequeña Emily.

-Le vamos a dar una buena vida. -aseguró Alastor, su voz firme y llena de determinación.

-Tenlo por seguro, por favor, papá. -añadió Caín, esbozando una sonrisa esperanzada.

Lucifer suspiró, reflexionando por un momento antes de rendirse a la inevitabilidad de su decisión.

-Está bien, lo haremos juntos. -dijo finalmente, con una resolución que tranquilizó a su familia.

Sin embargo, la hermosa imagen familiar se desmoronó de repente con el destello de un ojo que apareció en medio de la habitación. De ese ojo emergieron seis exorcistas que se alinearon en dos filas, dejando paso a una serafín, Sera.

La serafín observó a la pequeña Charlie con incredulidad.

-¿Él dio a luz a un ángel? -preguntó Sera, sin ocultar su asombro.

-Sí... pero, por favor... escucha. -imploró Lucifer, colocándose entre Sera y su familia.

-¡¿Qué estás haciendo aquí?! -gritó Alastor, liberando sus tentáculos en un acto reflejo, listo para defender a su hija.

-¡Amor! -exclamó Lucifer, volviéndose hacia Alastor con preocupación.

-¿Cómo lo supiste? -preguntó el consorte, tratando de comprender la situación.

-Lucifer, fui enviada por el Padre para llevarme al bebé que tienes contigo. -anunció Sera, sus palabras resonando como una sentencia. Los reyes del infierno quedaron impactados.

-¿Qué? -exclamó Caín, mientras sus cuernos crecían en respuesta a la amenaza.

-No... tú no... ¡tú no puedes hacer eso! -El miedo se apoderó de Lucifer, consciente del poder y la determinación de los ángeles.

-Podemos y lo haremos. Ella es un ángel, Lucifer. No merece el mismo destino que tú. -dijo Sera con una frialdad que atravesó a Lucifer como una espada. Sabía que tenía razón. El infierno era cruel y despiadado, no era un lugar para un ángel inocente.

Por otro lado, Alastor comenzó a gruñir como una bestia salvaje. Sus astas y cuernos crecieron, y la oscuridad se extendió por toda la habitación, asustando a los exorcistas.

-¡ELLA ES MI MALDITA HIJA! -rugió con una furia incontrolable.

Una estática repentina interrumpió su poder, debilitándolo. Lucifer corrió hacia él.

-¡Alastor! -gritó, tomando el rostro de su esposo con preocupación.

-¡Mamá! -Caín sostuvo a su madre por los hombros, tratando de mantenerlo en pie.

-Por favor... no dejes que se la lleven, Lucy... -susurró Alastor, mirando a Lucifer a los ojos con desesperación.

Sera no esperó más. Estiró su mano hacia Charlie, liberando una magia azul que atrajo a la niña hacia ella.

-Lo siento. -dijo Sera, tomando a Emily en sus brazos.

-¡Mi bebé! -Alastor se levantó de la cama con lágrimas en los ojos. -¡LUCIFER! -ordenó, mirando a su esposo con una mezcla de rabia y súplica.

Lucifer hizo aparecer sus cuernos y varias sombras se manifestaron detrás de él. A su lado, Caín también se transformó, preparado para luchar.

-No hagas esto, Será. -advirtió Lucifer, su voz cargada de amenaza y desesperación.

-¡LUCIFER, POR FAVOR! -gritó Alastor, viendo cómo los exorcistas bloqueaban el camino y Sera se alejaba con su hija. - ¡SERA! ¡SERAFÍN! -gritó Alastor, cayendo al suelo por la debilidad de sus poderes. - ¡SERAFÍN, POR FAVOR! -continuó gritando, con lágrimas corriendo por su rostro.

Los desgarradores gritos de su esposo debilitaban a Lucifer. Escuchar a Alastor tan desesperado lo hizo caer de rodillas.

-¡Sera! Escucha, por favor... -llamó el diablo con lágrimas en los ojos. -Cuida... cuida de ella. -pidió, su voz rota por el dolor mientras escuchaba otro grito de su esposo.

-¡SERA! ¡POR FAVOR! ¡POR FAVOR NO! -Alastor sujetaba con fuerza a Charlie, aferrándose a su hija y a las ropas de su hijo, quien lo abrazaba.

-Lo haré. -respondió Sera, cruzando el portal y llevándose a la pequeña Emily con ella.

"Lo siento" fue lo único que pasó por la mente del rey mientras los sollozos de su consorte inundaban la habitación.

-Emily... mi niña... -susurraba Alastor entre lamentos.

-Mamá... -murmuró Caín, sosteniendo a su madre con fuerza, tratando de consolarlo mientras la familia se veía envuelta en un dolor insondable.

Alas de Rebelión . //AppleRadio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora