|Cap 11|

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—Antojos y Caprichos—

Alastor vio como su esposo se sentaba a su lado así que sonrió

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Alastor vio como su esposo se sentaba a su lado así que sonrió.

-Amor. -llamo la reina a su rey.

-¿Si? -respondió el rubio viéndolo con dulzura.

-¿Te acuerdas de la fruta roja que parecía fuego que estaba en el Edén? -al ver a su esposo asentir se acaricio su vientre. -Tu princesa tiene antojito de eso amor.

-Tu lo has dicho, esa fruta solo se consigue en el Edén. -dijo Lucifer acariciando su vientre.

-¿Podrías traerla? Si la creas podría hacerle daño. -Alastor abrazo el brazo del mas alto pegando su mejilla a él.

-Ahhh..¿pero es ahorita ahorita? -pregunto el rey viendo los ojitos del ciervo.

-Ahorita ahorita. -respondió el doncel moviendo su colita.

Lucifer suspiro y llamo a Rot para que lo cuidara en su ausencia. Seria rápido, pero mejor prevenir que lamentar.

El diablo abrió un portal en medio de la sala que daba al paraíso, sintiendo una oleada nostálgica mientras caminaba entre los árboles de ese bosque colorido. La piedra donde solía ver a su doncel llorar seguía intacta, el árbol bajo el cual practicaba para cantar junto a él había crecido, y en los arbustos donde se escondía para espiar al castaño, ahora descansaban animales silvestres.

Alastor sonrió al ver a su esposo regresar con una canasta llena de frutas de dragón (pitahayas), sin dudarlo tomó una, invocó un cuchillo y comenzó a abrir la fruta para disfrutar de su contenido.

La mirada que recibía de su rey era única, cálida y llena de un amor profundo. Lo veía como lo más hermoso del mundo, como una rosa fresca y colorida, lo veía como lo que era: su esposo, no simplemente una creación, sino alguien especial en su vida.

-Me miras como si fuera la última gota de agua en el desierto. -bromeó el doncel con una sonrisa.

-Desearía poder expresarte más con mi mirada. - dijo Lucifer mientras limpiaba la barbilla del ciervo.

-Tranquilo, no solo expresas sentimientos con tu mirada; por pequeña que sea la acción que realizas para mí, el amor que demuestras es inmenso.

-¿Haz tenido algún otro capricho? -pregunto Lucifer recostándose en la mesa.

-Sexo. -dijo directamente.

-Perfecto. -Lucifer se levantó levantándolo.

El rubio llevo sus manos a las caderas del pelirrojo para empezar a besarlo de una forma apasionada. El ciervo no dudo en corresponder ese beso abrazando a su pareja, de alguna forma sus cuerpos encajaban perfectamente en aquel beso. Este no tardó mucho en convertirse en un jugueteo de lenguas, en el que dominaba Lucifer, y Alastor dejándose dominar de él.

Alas de Rebelión . //AppleRadio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora