Jacob

29 3 3
                                    

—Lo siento —dice Patrick al colgar el teléfono. Su secretaria ingresa sosteniendo dos tazas de café que nos deja sobre el escritorio.

—Gracias, linda —digo, y tomo mi taza cuando se retira—. Entonces, Pato, Walter y tú se han reconciliado.

—No es como si estuviéramos peleados en primer lugar.

—Es difícil saberlo. Tienes una personalidad conflictiva —río.

—¿Ah, sí? ¿Tú lograste resolver el problema con tu amigo?

—Qué te importa —respondo, serio—. ¿Sabes? Lorena ha estado trabajando en su tolerancia.

—¿O sea que ya acepta mi matrimonio con Walter?

—No sé, pero hablo de Rennie. Ella finalmente está entendiendo su cambio. Está haciendo lo posible por aceptarlo.

—Oh. Eso es maravilloso, tío. ¿Ella ya habló con René?

—Anoche. Tu primo estaba realmente conmovido. Estoy muy contento por que finalmente hagan las pases. Entonces estamos planeando una reunión en casa con toda la familia y amigos cercanos. Corre la voz. Puedes llevar a Jason, a su perro... A Tim y su familia también.

—¿Cuándo?

—Estuve pensando en ello todavía. Se acerca el aniversario luctuoso de Jason —veo los enormes cuadros de mi padre y hermano respectivamente, colgados detrás de Patrick. Ambos hombres albinos y severos. No hay día que no piense en ambos.

—Mi hijo va a casarse, Jacob —recuerdo cuando nos reunimos en mi hogar.

Jason estaba parado frente al piano, tocando unas teclas por curiosidad. Yo corregía unas partituras en mi escritorio. Al oírlo, me levanté de inmediato y salté de la emoción. Él estaba muy serio.

—¡Jason! ¡¿Por qué no estás emocionado?! ¡Tu hijo se va a casar! ¡Debo ir por una botella!

Me sujetó la muñeca. Nuestras miradas chocaron.

—Jay... ¿está mal no estar emocionado? Son muchas emociones encontradas. Yo pensé que Owen se casaría con una mujer. Que... tendría nietos. Es mi único hijo varón. Me siento contrariado.

—¿Por qué importa con quién se case, Jas? ¿Son los nietos? Él y el policía pueden adoptar, alquilar un vientre... ¡Los niños no son el problema!

—¡Es gay! ¿Por qué?

—¡Tú y yo somos albinos! ¿Por qué? ¿Por qué tu hijo lo es y mis hijos no? ¡Da igual! ¡Son cosas al azar que suceden! —golpeé su pecho—. ¡No seas tú el marica!

—No lo entenderías.

—A mi hija le gusta vestir como hombre. A veces dice que no se siente cómoda siendo mujer. En cambio, Roxanna, gasta más en maquillaje que en medicamento para su alergia. ¿Por qué? ¡Quién sabe! ¿Lorena y yo las criamos diferentes? ¡No! ¡Y las cosas así se dieron! Jas, aunque Patrick decida convertirse en un rábano con cuernos, al menos yo, como su tío, lo seguiré aceptando. ¿No harías lo mismo como su padre? ¿No eso hacen los padres? ¿Amar a sus hijos sin importar qué? ¡No es un delincuente! ¡Agradece eso! ¡No le hace daño a nadie por tomar la mano de un hombre!

Sus ojos brillaron.

—¿Por qué tú me das lecciones morales?

Reímos, y le di un fuerte abrazo.

—¡Tu hijo va a casarse!

—¡Lo sé! ¡¿No es genial?!

—¿El aniversario luctuoso de papá? —inquiere Patrick, regresándome al presente—. ¿Reemplazarlo por la celebración de aceptación de René?

—¡No! No se trata de René solamente. Hijo, debemos estar agradecidos; fortalecer nuestros vínculos; celebrar que estamos vivos. Será una ocasión especial para reunir a toda la familia Blacked. La razón por la que escojo esa fecha, es para que la asociemos con algo positivo. Para recordar a mi hermano como el gran hombre que fue. A la gran familia amorosa que tuvo la dicha de tener.

—Tío, ¿cómo haces para persuadir así a la gente? Es un alivio que no dirijas tu propia secta.

Reímos.

—¿Entonces?

—Está bien.

Oímos gritos afuera. Es la secretaria de Patrick, repitiendo que no se puede pasar a la oficina porque mi sobrino está en una reunión. Aun así, Khal Bolton ingresa haciendo bullicio al abrir las puertas con violencia.

—¡Deja de hacer eso o voy a demandarte! ¡Agradece que no estaba con un socio! —exclama Patrick, reclamando al escritor despeinado y de piel grisácea.

—Soy igual de importante que un socio —repongo, ofendido—. Hola, Khal. ¿Cómo está tu padre?

Conozco a la familia Bolton porque éramos vecinos. Brian Bolton estudió con nosotros en preparatoria, y su hijo, Khalvin, fue de nuestros primeros grandes éxitos publicados. El único detalle es que es una familia llena de enfermos mentales.

—Yo qué sé.

—¿Qué quieres? —inquiere Patrick, cortante—. Esto es importante.

—No quiero salir en ese tonto podcast.

—¡No me importa! ¡Hazlo! ¡Es buena publicidad para tu siguiente novela y para la editorial! Se lo prometí a los conductores.

—¿De qué podcast hablan? —pregunto.

—El de Erik. El novio de René.

—¿Cómo que novio de René? —frunzo el ceño.

El libro de los hombres coloridosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora