Durante el trayecto estuve pensando en todo lo que había sucedido.
Sí, creé un vínculo con Edwin y había sido maravilloso, pero nunca imaginé que, cuando mi padre me pidió ir a su oficina, sería para decirme que todo lo había planeado él.
Comencé a llorar al darme cuenta de que había sido engañada. Lo único que quería al venir aquí era obtener mi título y podría hacer algo para este mundo. En el pasado, llegué a pensar que no había sido aceptada en ninguna universidad porque no era buena, pero al final, todo había sido culpa de mi padre.
Él acomodó las cosas de acuerdo a sus deseos y necesidades, asegurándose de que yo cumpliera con el destino que según él, era el correcto. Sin embargo, nunca nadie me dijo nada, mucho menos pidieron mi opinión o preguntaron qué era lo que yo quería.
Al contrario, me trataron como si fuera una niña incapaz de decidir por sí misma; pero ya no lo permitiría. Si no fuera porque estaba a punto de terminar el semestre, me habría ido.
No obstante, la idea de alejarme me provocó cierto dolor.
¿En verdad sería capaz de alejarme de ellos después de todo lo que sucedió?
Sin que me diera cuenta, había llegado al café de la universidad. Parecía que la lluvia torrencial de afuera sentía mi mismo dolor. Me estiré un poco y limpié las lágrimas de mis mejillas tratando de descifrar cuál sería mi próximo paso; aunque, de lo que estaba segura, era que no quería estar en casa.
O al menos no en este momento.
Tomé mi bolso y salí del auto corriendo, dirigiéndome a la entrada del café. La campana sonó sobre la puerta cuando la abrí y cerré, y el delicioso aroma invadió mis fosas nasales, haciéndome sentir en casa.
Mi madre siempre dijo que no había nada que una taza de café o de té caliente no pudiera solucionar, y esta noche ella tuvo razón. Desearía que estuviera conmigo para contarle todo lo que estaba pasando, pero sabía que su condición no era buena, y no podía sumarle mis problemas. Las personas a mi alrededor hablaban sin parar, pero fue la música lo que me calmó.
Era jazz, el alma gemela de un amante de los libros, o al menos eso era lo que yo creía.
"¿Qué desea ordenar esta noche?", preguntó la barista mientras yo miraba el menú, entonces pedí una taza de té con leche y miel.
Pagué y esperé pacientemente a que la chica completara mi orden. Mis ojos recorrieron el lugar en busca de una mesa vacía, pero me encontré con Nick, quien estaba sentado en la esquina más alejada revisando un montón de papeles.
Como si sintiera mi mirada, sus ojos se encontraron con los míos y una sonrisa cruzó su rostro. Había algo en él que me resultaba familiar, y en el caos de mi ensoñación, no había escuchado a la barista que gritaba mi nombre: "¡Eva!"
"Lo siento mucho..." respondí tímidamente y tomé mi bebida, sin embargo, su mirada de molestia no me alteraba. Luego me giré, y Nick me hizo un gesto para que me sentara con él. Me agradaba la idea de tener una conversación casual que по involucrara para nada el caos de lo que sucedió en casa.
"Nick, ¿no es un poco tarde para que salgas? Deberías estar en casa descansando", dije en burla mientras me sentaba frente a él.
"Podría decir lo mismo de ti, Eva", dijo él sonriendo. "¿Qué haces aquí? No te ves bien."
Él tenía razón, no me veía bien, pero todo lo que quería hacer en ese momento era encerrarme en mi mundo y alejarme de la realidad.
"Sucedió algo en casa y no me siento cómoda estando ahí. Desearía que las cosas fueran más sencillas, pero por desgracia, no es asi", respondi, a lo que Nick asintió con la cabeza, como si supiera de lo que hablaba y rápidamente tomó su taza de café y dio un sorbo.
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Sus cuatro hermanastros
WerewolfPoliamor. La vida de Eva había dado un giro inesperado. Después de pasar toda su infancia con su madre, tenía que volver con su padre porque había sido admitida en una universidad en la ciudad de él. Vivir con su padre también significaba vivir con...