Capitulo 23

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Desde el punto de vista de Eva.

"Me quedé dormida, Anna...

Murmurando aquellas palabras en el celular, quedó más que claro cuán cansada estaba. Nunca antes me había quedado dormida cuando se suponía que debía ir a clase. Sin embargo, aquel agotamiento tenía una buena razón, ya que me quedé despierta toda la noche para poder entregar mis trabajos a tiempo y estudiar para mi examen final.

"No te preocupes, amiga, me encargaré de conseguirte todas tus tareas. Es solo que me preocupé cuando no te vi esta mañana en la clase de Sylvia. Te recomiendo que no vuelvas a faltar la próxima semana, puesto que ella ha estado de muy mal humor últimamente, sin mencionar que queda poco tiempo el día del examen".

Me quejé en señal de protesta con tan solo pensar en el examen. Sylvia era la profesora de la clase de economía agrícola, una asignatura que estaba llevando junto con Anna, y esa anciana no tenía compasión cuando se trataba de las tareas que asignaba. No obstante, por mucho que quisiera no estar en su clase, sabía lo importante que era para mi carrera.

"Sí, lo sé. Iré a verte este fin de semana para buscar todo lo que me hayas conseguido. Quizás incluso podamos ir por un café el domingo".

Teniendo en cuenta que me había quedado dormida durante todo el día, fue inevitable que terminara faltando a todas mis clases de la tarde.

"De acuerdo, te escribiré el domingo en la mañana".

Luego de cortar la llamada, me quedé mirando el techo, preguntándome una vez más qué era lo que Ahren y Chase estaban haciendo, ya que, hasta el momento, no había escuchado noticias de ellos. Otro largo fin de semana acababa de comenzar y, aunque Ricardo se estaba manteniendo alejado de mí, aún podía sentir que me estaba vigilando.

"Eva", escuché a mi padre llamándome antes de que alguien tocara la puerta de mi cabaña.

No sabía qué era lo que estaba haciendo aquí, pero me parecía muy extraño que él hubiera venido a verme en lugar de mandarme un mensaje para que yo fuera a la casa principal. Entonces, me levanté de la cama y me puse mi bata antes de ir a abrir la puerta.

"Hola. Disculpa si me veo rara, es solo que acabo de despertar", le dije con una sonrisa mientras me hacía un costado para dejarlo pasar.

"¿Te sientes bien?".

Lo observé mientras se dirigía hacia el sofá y tomaba asiento. "Sí, estoy bien. ¿Pasó algo?".

"¿Acaso necesito una razón para venir a ver a mi hija?", me preguntó entre risas mientras me veía detenidamente.

"No es eso, es solo que no esperaba que vinieras aquí"

Él dudo por un momento antes de asentir: "Bueno, puedo entender por qué creerías que pasaba algo malo. Para serte franco, solo quería ver cómo estabas, ya que se me había informado que hoy no habías ido a la universidad".

"Oh...", respondi sorprendida. "Es que me quedé despierta toda la noche y estaba demasiado agotada en la mañana".

El silencio se apoderó del lugar por unos segundos antes de que él volviera a ponerse de pie. No estaba segura de si la razón por la que había venido hasta aquí era cierta, pero definitivamente tuve la sensación de que había algo raro con él.

"Comprendo que las cosas aquí puedan ser distintas, Eva. Pero me gustaría recordarte que, sin importar cuán dificil te parezca algo, siempre puedes ir a la casa principal a hablar con Teresa o conmigo".

Me reí ante la mención de mi madrastra, lo cual hizo que mi padre abriera los ojos de par en par, claramente disgustado por mi respuesta, y agregara: "No toleraré que le faltes el respeto".

"No intentaba faltarle el respeto, pero debo admitir que ella tampoco se ha tomado la molestia de actuar amablemente conmigo como para que me caiga bien", repliqué rápidamente y me crucé de brazos mientras lo miraba.

"Ya fue suficiente, Eva. Aprenderás a quererla de una u otra forma, y te recomiendo que lo hagas lo más pronto posible. Después de todo, ella es tu madre".

"¡No, claro que no!", exclamé casi al instante, pues no podía creer que se atreviera a decir que Teresa era mi madre. "¡Esa mujer jamás será nada más que tu esposa!".

No esperaba que él me diera una bofetada, aunque debi haberlo visto venir. El ruido provocado por aquel golpe hizo eco por toda la pequeña cabaña e instintivamente cubrí mi mejilla con una mano. Sorprendida por su reacción, me quedé mirándolo, y fue en ese momento que me di cuenta de algo.

"¡Nunca más vuelvas a hablar así de ella! ¡¿Te quedó claro?!", gruñó y sus ojos se tornaron plateados, revelando la verdadera naturaleza de mi padre.

Él era uno de ellos.

Antes de que pudiera responderle, él salió corriendo de la cabaña, dejando la puerta completamente abierta. Quería ponerme a llorar, pero, al mismo tiempo, no podía hacerlo. No podía creer que mi padre me golpeara por hablar de su pareja..

Y solo porque me rehusé a verla como si fuera mi madre.

"Eva...", escuché a Edwin llamándome desde la entrada mientras jadeaba como si hubiera corrido hasta aquí. "¿Te encuentras bien?".

"Sí, estoy bien".

"Pues no lo parece", respondió mientras se acercaba a mí. "¿Él te golpeó?".

"¿Acaso importa?", respondi bruscamente. "Ya no hay nada que se pueda hacer al respecto".

"Pero eres nuestra pareja...".

Me di la vuelta y lo miré fijamente a los ojos antes de decirle: "No, Edwin. Yo soy la pareja de Ahren y Chase. Ricardo y tú no quieren tener nada que ver conmigo, lo que significa que yo no soy nada para ninguno de ustedes dos".

No pude evitar sentirme culpable inmediatamente después de decir eso. No tenía la intención de desahogarme con él o decirle algo que lo hiciera sentirse como si no valiera nada. Sin embargo, durante mi momento de cólera, eso fue precisamente lo que hice, y era obvio que lo había hecho sentirse mal.

"Edwin...", le dije en voz baja mientras me acercaba a él. "No fue mi intención...".

"Descuida, lo dejaste bastante claro, Eva".

Entonces, él se dio la vuelta y caminó hacia el bosque, tal y como siempre solía hacer. Nuevamente quería ponerme a llorar, pero no porque estuviera triste, sino porque estaba enojada y frustrada, pues detestaba el rumbo que estaban tomando las cosas a pesar de que solo deseaba ser feliz junto a ellos.

No obstante, eso parecía ser imposible, pues tan solo establecer una verdadera conexión con ellos me costaba mucho trabajo debido a que estaba muy ocupada ocultándole cosas a Ricardo. Sin decir ni una sola palabra, me dirigí hacia la puerta de la cabaña y la cerré mientras millones de pensamientos cruzaban por mi mente.

Necesitaba hablar con Chase y Ahren.

Mientras jugueteaba con la cadena del collar que llevaba puesto alrededor de mi cuello, saqué mi celular y volví a intentar enviarles un mensaje.

'Chase... Ahren... Los necesito'.

La idea de enviarles un mensaje en grupo me hizo creer que esta vez las cosas sí darían resultado y que no tardarían en responderme. Pero, conforme pasaban los minutos, comencé a pensar que realmente no podría comunicarme con ellos.

"Eva... ¿hay algún problema?", finalmente respondió Chase, provocando que diera un suspiro de alivio.

"Muchísimos. ¿Cuándo regresarán a casa?".

"Mañana. ¿Qué fue lo que pasó?".

Suspiré mientras pensaba en cómo decirle lo que había ocurrido, pues no sabía cómo explicárselo. Al fin y al cabo, lo que le había dicho a Edwin no fue nada justo, sin mencionar que fui yo la que se había equivocado.

"Mi papá me golpeó. Estábamos discutiendo cuando, de repente, me dio una bofetada".

No me llegó ninguna respuesta, pero pude escuchar un aullido a lo lejos, lo cual hizo que me preocupara, pues, a pesar de que no sabía de dónde provenia, tenía la sensación de que no podía tratarse de algo bueno.









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Sus cuatro hermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora