Capítulo 2

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"¿Dónde está mi padre?", les pregunté seriamente mientras me acercaba a ambos con las maletas en mis manos. De repente, sus oscuros ojos se posaron sobre mí, por lo que no pude evitar fijarme en lo bien que lucían respecto a cómo se veían en algunas fotos antiguas que recordaba.

Sin duda, estos chicos estuvieron ejercitando su cuerpo.

"¿Tú eres Eva?", me interrogó el tipo más alto, quien tenía algunos tatuajes en su brazo izquierdo, lo cuales se notaban por debajo de la manga de su camisa

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"¿Tú eres Eva?", me interrogó el tipo más alto, quien tenía algunos tatuajes en su brazo izquierdo, lo cuales se notaban por debajo de la manga de su camisa. Además, su cabello estaba desordenado, como si acabara de salir de la ducha.

"Si, soy yo", le contesté e intenté ponerme a un lado para quitarme su mirada de encima. "¿Dónde está mi papá?", insisti.

El hombre hizo un gesto de molestia con los ojos, me ignoró y luego agarró mis maletas para dirigirse a la salida. "Lo siento, Eva...", dijo el otro chico con una sonrisa de disculpa. "A Ricardo no le gusta mucho hablar con las personas, no es nada contra ti. Por cierto, mi nombre es Ahren".

"Hey! ¡Eval", me gritó Anna mientras se acercaba a mi, lo que me tomó por sorpresa. "Te dije que la maleta tenía que estar en alguna parte! Ya la tengo! En fin, me alegra encontrarte antes de tomar mi taxi. Solo quería darte las gracias por ser tan buena compañera de vuelo. En serio, la pasé bien", agregó ella.

"Oh, no tienes que agradecerme. Yo también la pasé muy bien". Anna era una buena chica y me trató muy bien desde que nos conocimos, por lo cual, no la dejé ir en taxi, sino que le ofrecí llevarla. "Oye, ¿qué te parece si te dejamos en el campus? Podemos hacerlo, ¿verdad, Ahren?".

La mirada que le dirigi al chico, cuando lo llamé por su nombre, lo dejó pasmado por un momento. De hecho, le tomó unos segundos comprender lo que estaba pasando. "Ah, sí, claro que podemos Ilevarla. El campus está a diez minutos de aqui. No hay ningún problema", respondió con una sonrisa.

"Owww, zen serio?! Está bien. Muchas gracias, querida", me dijo Anna a medida que me abrazaba, lo que hizo que me sintiera incómoda.
La chica notó mi fastidio, así que me soltó y me miró algo confundida. "No eres fan de los abrazos, ¿verdad?", me preguntó.

"Sinceramente, no me gustan mucho", le contesté con una pequeña sonrisa. "Pero, no te preocupes. Todo bien", agregué. A continuación, dirigí mi mirada hacia Ahren, quien estaba sonriendo con gracia, como si mi reacción al abrazo le hubiera resultado divertida.

El chico me miró de arriba abajo por última vez y luego le habló a Anna: "Bueno, dame tus maletas. Las llevaré hasta el auto. Es hora de marcharnos"

Cuando salimos del aeropuerto, me di cuenta de que a Ricardo le molestó tener que dejar a mi amiga en el campus. Sin embargo, me puse firme en mi petición, a lo que él apretó los diente y accedió de mala gana: "De acuerdo. Entren al puto coche de una vez".

Su forma de hablarnos me enfureció, mas, preferi subir de inmediato al auto, junto con mi amiga, en vez de discutir. Pronto, el coche comenzó su camino hacia el campus, el lugar donde tomaría clases durante los próximos cuatro años

Sus cuatro hermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora