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Mal había estado dando vueltas en la cama media hora y ya harta se levantó en silencio poniéndose las zapatillas sin despertar a Evie saliendo de la habitación

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Mal había estado dando vueltas en la cama media hora y ya harta se levantó en silencio poniéndose las zapatillas sin despertar a Evie saliendo de la habitación.

Inconscientemente caminó hasta la habitación de Verónica y tocó levemente la puerta que no tardó en abrirse para su sorpresa.

— ¿Tu tampoco puedes dormir?— le preguntó la rubia a lo que la pelimorada negó. Entró rapidamente en la habitación agarrando una manta y saliendo cerrando la puerta tras ella— Ven conmigo.

La agarró de la mano guiándola por los pasillos vacíos de la academia hasta la cocina, su primera parada.

— ¿Que hacemos aquí?

— Tentempié nocturno— se limitó a decir la rubia agarrando numerosos paquetes de galletas, bollos y patatas fritas pasándole algunos a la pelimorada.

— ¿Existe el helado de galleta y cereales?— pregunto sorprendida cuando la rubia le pasó un bote y un par de cucharas.

— Por supuesto— y entonces volvió a arrastrarla hasta el campo de Tourney.

— ¿A donde vamos?— preguntó Mal riéndose levemente.

— ¿Alguna vez has ido a ver las estrellas?— pregunto confundiendo a la villana.

— No, en la isla no se ven prácticamente por la contaminación, somos el vertedero de Auradon— dijo moviendo la mano en forma de burla.

— En el campo de Tourney se ven perfectas y para tu buena suerte me gusta la astrología y se me da bien ubicar las constelaciones— le dijo de forma arrogante sonriendo.

— Te pareces a tu tio.

— Gracias— le dijo abriendo la boca contenta poniendo su mano libre sobre su pecho y después se soltó de la villana extendiendo la manta y dejando la comida a un lado sobre la hierba.

— Esa es la constelación de escorpio— le dijo señalando a las estrellas mostrandosela— Y esa es Andrómeda.

Mal la miraba sorprendida, parecía que Verónica sabía de todo y que todo se le daba bien.

— ¿Tu confías en nosotros?— le pregunto dejando a un lado las estrellas.

Ambas estaban tumbadas sobre la manta pero al oír la pregunta Verónica se incorporó sentándose haciendo que la hija de Maléfica hiciese lo mismo.

— Claro.

— ¿Por qué? Tu hermana nos odia, ahora mismo toda la academia excepto vosotros está en nuestra contra.

— Bueno, yo creo que todos merecemos una oportunidad y también creo que no es vuestra culpa lo que vuestros padres hayan o no hecho, fue su decisión no la vuestra— Mal la miró atentamente.

— ¿No eres cercana a tus padres verdad?— pero al instante se arrepintió de preguntar viendo el dolor en los ojos de la princesa— Yo... lo siento, no debí preguntar.

— No, da igual, todo el mundo lo sabe de todas formas— le sonrió— Mis padres y mi abuela Leah siempre han pensado en Audrey como su niñita perfecta y eso me convertía a mí en la oveja negra, da igual lo que haga que Audrey siempre lo hará mejor para mí familia.

Mal la miró en silencio pensando en las palabras correctas para decirle en aquel momento.

— He intentado mil veces hacerlos sentir orgullosos sin importar si lo que querían me hacía feliz a mí o no, lo único que quería era que me dijesen... pues eso, ya sabes que están orgullosos de mi— la miró a los ojos y Mal se vio a si misma reflejada en ellos, sabia que lo que su madre le pedía, lo que harían al día siguiente no era lo que realmente quería, pero no sabía si sería lo suficientemente valiente como para decirlo en alto.

— Mi madre...— Mal suspiró y se sintió segura para hablarlo con Verónica, para decirle como se sentía, tal vez ella la pudiese ayudar— Siempre he querido hacerla sentir orgullosa, pero parece que nada es suficiente siempre quiere más y yo... no estoy segura de seguir queriendo hacer lo que ella me pide. A veces creo que no le importa lo que yo quiero, no se si me entiendes.

— Créeme que te entiendo Mally— aseguró agarrándola de la mano.

— No creo ser lo suficientemente valiente como para plantarle cara— siguió hablando Mal mirando al cielo.

— Yo creo que eres valiente Mal, deberías seguir tu corazón, no puedes vivir de lo que otros quieran de ti, haciendo siempre lo que te pidan— le dijo y la villana se quedó en silencio pensando en lo que acababa de decirle.

— Mi madre no es como la gente de aquí, en la isla es diferente— explicó la hija de Maléfica.

— Créeme que mi abuela Leah me da más miedo que tú madre— bromeó Ronnie empujándola de forma juguetona.

— Tal vez tú y yo no somos tan diferentes, me gusta hablar contigo, Vero— confesó la villana.

— Y a mí contigo Mally. Sabes, me encanta tu pelo.

La villana sonrió, Lonnie le había dicho lo mismo, pero realmente después de haberla visto de parte de Chad marginandolos no creyó que dijese eso enserio.

— ¿De verdad? A mí me gustaría tenerlo rubio como tú.

— Que aburrido, tu pelo morado es icónico, como el de Eve.

Mal sonrió, hablaba de ellos con cariño, se sentía bien saber que alguien quería ver que en ellos había algo bueno.

— ¿Tienes pareja para la coronación?— preguntó Mal.

— No, he estado tan ocupada que ni siquiera lo había pensado.

— Pensé que irías con Jay o Hugo o quizá con los dos— dijo de forma divertida.

— Ninguno me lo pidió— se encogió de hombros la chica— Yo habría ido contigo, pero Ben me ganó— bromeó guiñándole el ojo.

— Una pena— le siguió la otra.

Siguieron un rato más allí, solo ellas dos tumbadas comiendo en el campo de Tourney mientras hablaban tranquilamente.

Después se despidieron y cada una marchó hasta su habitación de mejor humor que antes, casi parecía que todos los problemas de aquel día habían desaparecido por completo.

Mal llegó a su habitación cerrando la puerta con un suspiro mientras caminaba hasta su cama quitándose los zapatos.

Miró hacia su ventana desde donde podía observar la isla y se dio cuenta de que Verónica aún sin saberlo la había ayudado con lo que haría, con la decisión más importante que había tomado hasta ahora, sin duda la apreciaba.

𝐇𝐔𝐑𝐀𝐂𝐀𝐍- DescendantsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora