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Fuera de la iglesia descansaban en los jardines de Auradon antes de que la fiesta empezase y Verónica estaba hablando tranquilamente con sus amigos sentada en una de las mesas

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Fuera de la iglesia descansaban en los jardines de Auradon antes de que la fiesta empezase y Verónica estaba hablando tranquilamente con sus amigos sentada en una de las mesas.

— Niños— saludó Kuzco apareciendo frente a ellos.

— Holaa— dijo alegre Kronk que acompañaba al emperador.

— ¡Tío!— Ronnie no tardó en levantarse a abrazar a Kuzco.

Hugo se levantó detrás de ella poniéndose a su derecha y sonriendo nervioso.

— Señor, lo que ha pasado antes en la ceremonia...— no sabía por donde empezar, pero lo que tenía claro era que lo último que quería era que aquel hombre que su chica amaba con locura los odiase o tuviese algo contra ellos— Nosotros no queríamos hacerlo, pero nuestros padres nos obligaron y lo último que yo querría es que me odiase por esto...

El emperador levantó la mano haciendo que el chico quedase en silencio.

— Primero no me llames señor, no tengo ochenta años y a mí también me dieron una segunda oportunidad, ¿por qué iba a odiarte chico?— respondió Kuzco tranquilamente.

— Si, era un poco arrogante y egocéntrico sin contar lo cruelmente sincero— añadió Kronk.

— Bueno, pero aprendió— lo justificó Veronica— además, tú lo convertiste en una llama.

— ¡Eso! ¡Casi me quedo como una llama toda la vida!— lo señaló el emperador girándose para mirar a Hugo y al resto de adolescentes que los miraban— No os odio, si Verónica confía en vosotros yo también.

Jay y Hugo soltaron el aire que retenían, sentían que un gran peso había salido de encima de sus hombros.

— No se me olvida que hiciste trampas al croquet— le dijo Edgar.

— ¿Trampas? Aprende a perder, Eddy. Yo soy el mejor asúmelo y supera la derrota, debe de ser duro, pero va a ser lo mejor— se burló mientras el rubio bufaba cruzándose de brazos.

Kronk y Kuzco se despidieron de ellos y marcharon nuevamente fuera de Auradon mientras ellos seguían metidos en su conversación.

(...)

Los alumnos de la academia de Auradon festejaban alegremente bailando y cantando con los fuegos artificiales y las luces rodeándolos por todas partes.

Ahora que todo había pasado celebraban los logros y los nuevos comienzos, la toma de decisiones y los caminos que el destino decidio cruzar.

Girando sobre si misma Lola agarró a Ronnie de la cintura girando para bailar juntas está vez.

— Al final todo ha salido bien— le sonrió la hija de Rapunzel.

— Siempre estuve segura de que harían lo correcto— aseguró Vero viendo a lo lejos como Carlos y Hugo se acercaban a Jane que estaba sentada sola mirando hacia la carretera y la sacaban a bailar con ellos y frente a ella Jay bailaba con su hermana durante unos segundos en los que creyó ver cómo Audrey le sonreía al villano, por lo menos las rivalidades desaparecerían un rato.

Aún con la alegría rebosando su cuerpo sabía que terminaría discutiendo con Audrey tarde o temprano, si relación con ella había estado terriblemente mal, Verónica no quería discutir con ella, pero sabía que pasaría.

Verónica se separó de Lola y agarró a Jane de la mano para bailar con ella, si bien había hecho las cosas mal y había tratado de robarle a sus dos chicos prefería ignorarlo.

— Ronnie— saludó la menor con las mejillas rojas— siento haberte hablado así y todo lo de Hugo y Jay— se disculpó avergonzada.

— Pasado pisado— aseguro la rubia haciéndo que Jane diese una vuelta sobre si misma riendo levemente— No necesitas ninguna magia para ser guapa, tú siempre has sido guapa, Jane.

— Yo quería ser como tú o como Mal— confesó.

— No necesitas ser como nadie, eres bonita por dentro y por fuera— la hija del hada madrina la miro con sus ojos brillando de la ilusión y se lanzo a los brazos de la rubia que correspondió el gesto.

Ronnie había llegado a la conclusión de que las compañías que Jane había elegido tras su cambio de look también habían influido en su cambio de actitud, pero sabía que dejando aquello a un lado no era una mala chica.

— Te la robo un ratito— le dijo Hugo a Jane agarrando a Ronnie de la cintura— Ven conmigo— le susurro a la rubia al oído.

Verónica lo siguió con sus manos entrelazadas y una sonrisa tonta en su cara, subieron las escaleras hasta quedando de cara al cielo viendo a Mal y Ben allí también y Jay no tardó en llegar junto a ellos poniéndose al otro lado de Ronnie sonriendo.

— Todo ha salido bien, ha sido brutal casi me mata un dragón— habló Jay entrelazando su mano con la de Verónica riendo.

— Si, pero como me volváis a mentir os aseguro que no, la que te mato soy yo— amenazó señalándolos con el dedo mientras ellos alzaban sus manos en señal de paz.

— No más mentiras, entendido— Hugo la abrazó por los hombros y miró a su mejor amigo sonriendo.

Los dos Vk's sonrieron mirando los fuegos artificiales que brillaban a lo lejos en el cielo y se dieron cuenta de que tenían todo lo que querían y necesitaban allí, tenían amigos, eran felices y finalmente tenían a Ronnie, no habían tenido que hacerle daño a nadie, no lo harían más y eso era un gran paso para ellos, lejos de la isla de los perdidos, de sus padres y de todo lo que habían conocido antes de llegar a Auradon y ahora deberían seguir explorando aquel nuevo mundo que les había absorbido en unos meses.

Verónica sabía que muy probablemente tendría problemas con Audrey y con su familia dentro de poco, pero realmente no le importaba en lo más mínimo, era feliz y prefería vivir el momento que preocuparse de cosas que realmente no podía controlar.

𝐇𝐔𝐑𝐀𝐂𝐀𝐍- DescendantsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora