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Verónica solo había tenido una semana de paz y tranquilidad tras el día de la coronación del rey Ben pues ahora evitaba a Audrey sabiendo que llevaba dos días buscándola muy probablemente para discutir

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Verónica solo había tenido una semana de paz y tranquilidad tras el día de la coronación del rey Ben pues ahora evitaba a Audrey sabiendo que llevaba dos días buscándola muy probablemente para discutir.

— ¡Verónica!— el gritó estridente de su hermana lleno los pasillos vacíos haciéndola detener su paso notando el dolor de cabeza golpeandola— ¡Deja de huir de mi como una cobarde y afronta las cosas!

Sé giró hacia su hermana incrédula sabiendo que aquel drama venía por lo que la rubia tenía con aquellos dos Vk's.

— ¿Perdona?— le dijo acercándose a ella— No hay nada que afrontar Audrey porque no ha pasado nada.

La morena abrió la boca ofendida, había desobedecido a su familia y su abuela Leah casi se desmayó el día de la coronación cuando vio cómo se besaba con aquellos dos chicos ¡Delante de todo el mundo!

— ¿Nada?— se burló Audrey— Besaste a dos hijos de villanos delante de todo Auradon.

— Sabía que esto terminaría pasando— murmuró masajeandose el puente de la nariz sabiendo que aquel día no estaba para aguantar los dramas y escándalos de su hermana.

— Fue vulgar— le dijo la morena tratando de reñirla— Esos chicos terminarán demostrándoos lo que son y para entonces será demasiado tarde para ti, Verita.

La miró sabiendo que se refería a su romance y al hecho de que cuando Verónica se enamoraba lo hacía de verdad, que si quería a alguien lo hacía con todo su corazón.

— Ya han demostrado que no son como sus padres— defendió la rubia cruzándose de brazos.

Audrey negó con la cabeza, estaba completamente segura de que aquellos chicos nunca podrían ser buenos que nunca tendrían lugar en Auradon.

Hugo y Jay salían del entrenamiento de Tourney y a lo lejos de camino a sus habitaciones vieron a las mellizas juntas en un pasillo y al ver la pose de Verónica que se encontraba de espaldas a ellos y la cara de Audrey supieron que algo no iba bien y caminaron hasta su chica.

— Ya verás como tengo razón— siguió— Ese romance o lo que sea es una vergüenza para nuestra familia, la abuela Leah casi se desmaya y mamá y papá no sabían dónde meterse — sabía que lo había dicho para hacerle daño, conocía lo suficiente a su melliza como para saber su forma de hacerle daño a otros en una discusión.

— Me da igual lo que piense nuestra familia, honestamente dejo de importarme hace mucho tiempo— contestó a la defensiva notando como dos cuerpos bastante más grandes que el suyo se paraban tras ella y ni siquiera se molestó en girarse— ni siquiera se porque vienes a discutir ahora cuando jamás saltaste a defenderme de Chad, dejaste que me hablase de esa forma después de que yo discutiera con toda la maldita academia por ti y tú ni siquiera pudiste decirle al estúpido de tu novio que se callase la maldita boca por una vez en su vida— todavía estaba muy muy enfadada por aquello y Audrey agachó la mirada momentáneamente arrepentida de eso.

𝐇𝐔𝐑𝐀𝐂𝐀𝐍- DescendantsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora