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Mientras Hugo y Jay la buscaban por todas partes Verónica caminaba junto al hada madrina hablando sobre el día de la familia

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Mientras Hugo y Jay la buscaban por todas partes Verónica caminaba junto al hada madrina hablando sobre el día de la familia.

La rubia miraba atentamente a la mujer, le transmitía tanto respeto y admiración.

— Ya han avisado de que van a venir— le dijo la mayor causando una sonrisa en Vero.

— ¿De verdad? ¿Los dos?— hablaban sobre Megara y Hércules— ¿Y mi tío también vendrá cierto?

El hada madrina posó su mano en el hombro de la adolescente con cariño, no era un secreto para nadie lo mucho que Ronnie adoraba a su tío.

— Kuzco fue el primero en confirmarnos que vendria— Verónica dió un leve saltito en el aire contenta.

Verónica escucho pasos tras ellas y se giró levemente sobre su hombro confundida encontrándose con los ojos de Hugo y Jay, pero volvió a girarse hacia el hada madrina ignorándolos, había ido en busca de la mujer también para ignorarlos a ellos y a los celos que sentía.

— ¿Podrías hacer alguna de tus tartas de queso?— le pidió la mujer— A todo el mundo le encantan, nos harías un gran favor. Ben no ha querido preguntarte después de su ruptura con Audrey.

«Y mejor que no lo haya hecho» pensó la rubia.

— Claro, sin problema.

— Muchas gracias, cariño— dijo el hada madrina acariciando su pelo en señal de despedida caminando hasta el despacho de Ben.

Sola otra vez en el pasillo siguió caminando sin destino alguno, solo quería mantenerse alejada de los dos chicos que seguían detrás suya sin cansarse.

— ¡Ronnie!— la llamó Jay pero ella no se giró confundiendo más a los dos chicos.

— ¡Verónica!— Hugo fracasó también en el intento.

Jay corrió hasta ella agarrándola de la cintura para detenerla.

— ¿Qué te pasa?

— ¿A mí?— preguntó ella señalándose— A mí nada.

— ¿Nada?

— ¿Segura?— siguió Hugo poniéndose a la par de los otros dos que seguían pegados por el agarre del hijo de Jafar.

— Segura— apartó a Jay de ella y siguió caminando ignorándolos otra vez.

— Eso— se quejó Jay volviéndola a alcanzar— eso no es nada.

— Venga, dinos que te pasa— pidió Hugo cruzándose de brazos— Tu no eres así y con nosotros menos.

— A mí nada ¿Qué tal Jane?— y entonces los dos chicos se miraron entre ellos con los ojos abiertos sorprendidos y entendieron lo que pasaba.

Estaba celosa.

— Ay, cariño— se burló Hugo abrazándola por los hombros ignorando las quejas de la rubia que trataba de separarse de él— No nos importa Jane.

𝐇𝐔𝐑𝐀𝐂𝐀𝐍- DescendantsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora