Rewrite Our Story (CHARLES LECLERC /MAX VERSTAPPEN)

Capítulo 40: Soulmates (Parte 1)

I've been all in from the start

Just tryna make your heart feel something that it don't

I could love you twice as hard

And rewrite all the stars, but you still let me go

In the Cards - Jamiel Miller

Antes de empezar les dejo la canción que siempre considere le pertenece a Max.

Me separé rápidamente de él cuando vi su imagen en mi mente. Él me miró con clara preocupación en su rostro. Como si hubiese cometido un error.

— Lucía, yo, perdóname. No quise...

Ignore sus palabras.

— Eres tú. Siempre has sido tú. El chico de mis sueños eres tú.

Durante unos segundos que parecieron eternos, me miro sorprendido y luego bajo la mirada. Una sensación rara se instaló en mí. Miedo. ¿Iba a negarlo? ¿Nuevamente? Levantó nuevamente su rostro y sus ojos me miraron directamente.

— Sí, Lucía, soy yo. El chico a quien has estado buscando soy yo.

No podía salir de mi asombro. El chico que tanto había buscado era Max. Mil dudas cruzaron por mi mente ¿Por qué no me lo dijo antes? ¿Cómo es que llegamos a pasar aquello entre nosotros? ¿Sentía algo por él? Me puse rápidamente de pie tratando de controlar mis pensamientos y mi respiración. Había empezado a hiperventilar por aquel descubrimiento.

— Lucía, por favor, tranquila, respira— dijo el rubio asustado, poniéndose de pie también y acercándose hacia mí con precaución. Tomo mis manos suavemente y comenzó a hacer pequeños toques circulares en ellas tratando de calmarme. Lo cual estaba funcionando. Sin embargo, ahora, hasta por ese mínimo toque, me era difícil no ponerme nerviosa y más aún después de aquel beso.

Era como si al borrar mis recuerdos tras el accidente hubiese creado una barrera y ahora que sabía que era él lo veía todo diferente. Podía sentir más. Y ahora sabía que nunca fue solo amistad. Había algo más. Siempre hubo algo más.

— Por favor, no me odies. No lo soportaría — me suplico apretando mis manos sin estar consciente y note preocupación y culpa en su rostro. Agacho la mirada seguramente esperando lo peor de mi parte.

Me dolió verlo. Tome aire antes de decir lo siguiente.

— Max— dije, levantando su rostro con mis manos por las mejillas. Yo nunca podría odiarte— fui sincera. Aunque él hiciera mil cosas peores, estaba segura de que jamás iba a poder odiarlo. Podría haber muchos otros sentimientos, pero odio nunca.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? Te pregunté aquella vez...— pregunté sincera, mirándolo directamente y antes de acabar mi frase me corto.

— Porque no quería pasar por ese dolor nuevamente— me miró con los ojos más tristes que jamás había visto en él y mi corazón me apretujo porque conocía el significado de esas palabras. —Porque no quería que lo eligieras a él nuevamente. Porque sé que lo amas y siempre será él. No tenía sentido decírtelo. Aun sin recuerdos, tú siempre lo has elegido.

Sentí mi corazón romperse al oír esas palabras y algunas lágrimas empezaron a caer sin siquiera haberlo notado. No miento al decir que si antes me hubiesen dicho que alguien haría sufrir así rubio yo misma hubiese sido capaz de matar a esa persona si lo intentaba. Pero entonces, ¿Qué hago cuando yo soy esa persona?