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| primera persona.
rain mirren.

Brístol, U.K.

cuando salí del auto, él me siguió y al entrar al edificio mientras subíamos apenas al primer piso, tomó mi brazo.

—lo sabe.— dijo.

rodé los ojos cuando supe a qué se refería.

—te pedí que no se lo dijeras, lando.— le reclamé en voz baja.— no quería que lo supiera.

—no quiero que los demás piensen que te dejé tener una relación abierta.— dijo como si fuera una blasfemia.

y pues sí, a mí tampoco me gustaba la idea.

—podrías haberme esperado, por lo menos.— murmuré de mala gana.

me giré nuevamente y seguí subiendo, me llamó dos veces las cuáles lo ignoré y casi llegando a la puerta me hizo girar de golpe.

me agarré de sus hombros para evitar caerme y la distancia entre nuestros rostros era tan diminuta que él tomó mi cintura en una sola mano.

relamí mis labios mirando de manera tortuosa los suyos.

—lando...— murmuré.

y fue un segundo el que le tomó jalarme para besarme.

aferré mis manos a su cabello metiendo mis dedos entre sus rizos, abracé su cuello y sentí la presión de nuestros cuerpos.

mi respiración se hizo agitada y luego sus labios se alejaron de los míos para bajar a mi cuello, yo tomé todo el aire que mis pulmones pudieron, pero era aliento que se me iba por sus besos.

—¿me extrañaste?— le oí decir.

apreté la camisa sobre su espalda y mordí mi labio.

tomé sus mejillas haciendo que me mirara, una sonrisa arrogante estaba en sus labios.

—cállate y bésame.— jalé su cuello y me sentí frustrada.

el beso había durado tan poco porque se rió y puso uno de sus dedos en mis labios.

—no frente a la casa de tu mamá.— dijo.

¿se está burlando?

acomodó mi cabello y tomó mi mano mientras subía por las escaleras.

tocó la puerta del apartamento y maldije bajo.

¿cómo se atreve a dejarme con ganas? o sea, ¿cómo se atreve?

la puerta se abrió y mamá apareció ahí. me jaló un mechón y luego me abrazó.

y luego dicen que la bipolar soy yo.

—bueno, su hija ya está aquí.— dijo lando haciéndose presente.— y usted y yo ya terminamos de hablar, anochecerá pronto así que nos vamos de una vez.

—de acuerdo.— aceptó ella.— nos vemos mañana entonces.

lando asintió y mamá nos abrazó a los dos.

silence: háblame | lnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora