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| primera persona.
lando norris.

Gran Bretaña.

20:30

repiqueteé mis dedos un poco más en la piel de mi brazo.

estaba parado frente a rain, ella mantenía la mirada baja y yo trataba de calmarme un poco, estaba enojado, furioso de que ella la haya pasado tan bien con oscar y que no haya sido yo el que le sacó tantas sonrisas pero no le iba a reclamar por haberse divertido.

—¿ya me dejarás explicarte?— le pregunté con un tono que no quise.

ella me miró.

sólo asintió y suspiré.

—ella viene un día al mes, se supone que para hacer algo pero jamás lo he hecho con ella, tampoco pienso hacerlo ahora que te tengo a ti.— ella me miró y luego alrededor.

estábamos en la habitación y ella estaba sentada en la cama.

—¿quieres que la...? bueno, no. está más que claro que la voy a correr de aquí, ¿a dónde quieres que la mande?— volví a preguntarle.

ella hizo unas señas que no logré entender y me confundí.

volvió a hacerlas pero ésta vez con algo diferente y suspiré.

—no entiendo.— murmuré.

ella me miró, se puso de pie y escribió en su celular.

"a la mierda, y tú también vete a la mierda." cuando terminé de leerlo alcé la mirada a verla y ella sólo salió de la habitación.

la seguí a paso rápido y la detuve del brazo.

ella me miró y quise soltarla por el enojo en sus ojos, pero no me lo permití. ella probablemente estaba pensando cosas que no eran coherente o que jamás pasaron. 

—dile que se vaya si quieres.— le dije.

ella frunció el ceño y ladeó la cabeza, se soltó e hizo una seña a la sala, de pronto apareció oscar y fingí que no me molestó. 

ella le hizo alguna seña y él asintió pero habló en mi dirección.

—dice que ella no le dirá nada porque no quiere que piense que está ganando y no quiere que crea que la puso celosa.— dijo oscar y lo miré.

—ella no dirá nada.—le dije.— sólo dile que se vaya si es lo que quieres.

ella alzó las cejas.

—¿si yo quiero?— interpretó oscar.— si tú tanto quieres que se vaya dícelo tú. 

—¿y por qué no tú?— pregunté y ella se acercó.

—¡porque a mí no me importa!— dijo oscar como si la pelea fuera con él.— yo puedo dormir con mis franceses y no te importará, si quieres que se quede está bien, pero no me hagas elegir cuando a quien vino a ver fue a ti.

luego de decir eso, tomó la manga de oscar y se alejaron ambos. 

miré el techo, suspiré con fuerza y miré la pared a mi lado, blanca, perfecta.

mi puño se estrelló a ella y el dolor punzante en mis nudillos me hizo volver a golpearla, mi mandíbula se apretó e ignoré los pequeños puntos rojos en mi mano, comencé a caminar pues charles se asomó desde el sillón.

silence: háblame | lnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora