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| primera persona.
lando norris.

horas antes.

—lando...— llamó uno de los chicos a la puerta.— lando, sal, por favor.

tan sólo seguí mirando la ventana desde la cama en la que rain había dormido antes. las sábanas tenían un muy ligero olor a ella y yo no planeaba dejarlas.

oí el sonido de la puerta abierta luego de varios murmullos, la puerta se azotó pero fue abierta otra vez, super que todos me miraban y el cuerpo de oscar se puso frente a mí, lo miré cansado.

—levántate, idiota.— dijo enojado.

sólo pasé saliva.

oh, como la extrañaba.

—¿para qué?...— sonreí amargo.— ella no está aquí.

—¿y cómo quieres que ella esté aquí, si llevas días encerrado en ésta habitación?— volvió a decir enojado.— no seas cobarde y levántate ya.

alcé una ceja y me puse de pie con un suspiro cansado.

—lárgate, oscar.— pedí.— por favor.

entonces se cruzó de brazos y casi indignado, me miró.

—¿sabes por qué no besé a rain cuando fuimos al cine aquella vez?— mi mirada subió a sus ojos buscando su intención.— yo quería saber si podría hacerla olvidarse de ti, pero no pude... cuando salimos ella me pidió que volviéramos para que no pensaras otra cosa.

entrecerré los ojos. ¿por qué me está diciendo esto ahora?

—cuando ocurrió el tiroteo en el hospital y ella se fue conmigo, no sabes cómo deseé golpearte porque ella no paraba de preguntar por ti.— pasé saliva y un dolor en la garganta me hizo saber del nudo que tenía, mis ojos se cristalizaron.— lando, yo la abracé y la tuve contra mi cuerpo pero ella... ella prefería estar en el tuyo.

pude ver la silueta de charles y pierre en la puerta pero no los miré.

—pero lo que me molesta, lando, — continuó.— es que no he podido besarla. ella me podría besar a mí, quizá como a ti...

¿besarlo? ¿a él? no, ella no come cualquier cosa.

—así que si tú vas a estar aquí encerrado, te voy avisando que cuando la encuentre, la voy a besar y te juro que haré que —su cuerpo retrocedió ante el golpe que propiné a su mandíbula.

—atrévete a tocarla, oscar.— murmuré mirándolo.

—tú sabes que la quiero, y me jode que estés aquí tirado sin pensar que ella podría estar sufriendo.— me devolvió el golpe.

ay, cabrón.

—seguro que está pensando en ti, "¿dónde está lando?" oh, preciosa, bebiendo mientras se queja porque no te encuentra pero no te busca. —se burló.— tú tienes lo que quiero, lando. ¡me jode que no lo cuides cuando yo sí lo haría!

fue entonces cuando me decidí a empujar su cuerpo y él soltó un golpe que logré esquivar, le solté un puño en el estómago y otro en el rostro. en uno de los varios golpes que nos dimos, lo acorralé a la ventana y pude ver qué su labio sangraba como el mío. hizo una seña con la mano a charles de algo cuando oímos sus pasos y me sonrió.

silence: háblame | lnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora