22.

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Capítulo 22.

"La que es fuerte de raíz..."

2 años atrás. Juliette.

-Te sorprendes rápido, muñeca.-  Sonrió con arrogancia.

Esas fueron sus palabras la primera vez que lo vi pasar en esa moto tan cliché.

También dijo que le gustaría llevarme a mí en esa gran ducatti de sonido bronco, y después soltó el humo de su cigarro en mi cara, haciendo que tosiera levemente. Mi boca estaba abierta de manera algo incómoda, no tenía idea si por la rabia que me provocaba o la admiración mezclada con puro deseo que albergaba dentro de mi. Posó sus dedos largos y finos bajo mi mentón, cerrando mi boca como en las películas. Su sonrisa arrogante seguía plasmada en esa cara de muñeco. 

-Me llamo Dallas, ¿y tu?

-Juliette.- Él volvió a sonreír, era muy guapo, quizás demasiado. 

Ese día me pidió mi número, esta de más decir que se lo dí. Él era demasiado caliente como para fijarse en la niña prodigio de Juliette Thirwall. 

Pasaron los días, no esperaba su llamada instantáneamente pero dentro de mí albergaba la esperanza de ser la típica historia del chico malo y la pobre infeliz.

-¿Porqué estas tan pegada al celular? Eso no es normal.

-¿Y si lo es hacer una lista sobre las nueve cualidades de Livya? Por favor, Kyle.- Mi hermano era el ser que más odiaba en toda la tierra, con esa actitud inocente siempre queriéndome sabotear para que yo deje de ser la favorita de la familia. Una lástima que nunca haya podido. Reí maliciosamente, me levanté de la mesa y me encerré en mi habitación.

Ya había pasado una semana de la primera vez que vi a Dallas, y cuando arroje mi celular contra el colchón por ser tan patética, este sonó con una canción de Taylor Swfit.  Me tiré de cabeza sobre él, respire varias veces para no sonar tan desesperada y atendí.

-Muñeca, soy Dallas. Quizás ni te acuerdas de mí, pero debes saber que no me pude olvidar de tus ojos azules ni un segundo.

-Debes saber que yo tampoco a ti. ¿No te tardaste demasiado en llamar?

-No tenía idea que esperabas tanto la llamada, ¿quieres salir a dar una vuelta? Te afirmé que te iba a llevar en esta Ducatti, muñeca.

Y ya me había ganado. Me tenía en sus manos, quizás era muy fácil de conquistar pero era el primero chico que no usaba pantalón de vestir y tirantes que se fijaba en mí, y, me miraba con tanto deseo que hacía mis piernas temblar. Esa noche fue las primeras de muchas en dónde mentí. 

Por alguna razón me había puesto mi jean nuevo, ese negro que apretaba y levantaba más de lo que debía. Un top que marcaba mi pequeña cintura y mis grande senos, porque gracias a dios, el tenis hizo su trabajo en mi. Deje mi cabello suelto, y pinté mis labios de rojo. Hacía un gran contraste con mi pálida piel, parecía que buscaba sexo... en realidad, quizás lo buscaba.

Cuando salté de la ventana, e hice equilibrio en las botas de tacón aguja que aprendí a manejar a la perfección me choqué con la moto de Dallas, este estaba parado en la acera, apoyado en el vehículo y mirándome mientras terminaba su cigarrillo. Me miró primero a los ojos, haciendo que mi corazón diera un salto. Su mirada era profunda, un mar oscuro que me atraía de manera enloquecedora.

Tiro la colilla del cigarro y silbó. Sonreí coqueta, siempre me gustó seducir aunque eso nadie lo supiera, solo el hombre que me enseñó. Pero esa es otra historia.

-¿No vas a tener frío? Tan pálida, pareces una muñeca de porcelana.- Sus dedos tocaron mis antebrazos descubiertos, haciendo círculos, sus ojos se detuvieron en mi pecho, el cual sacudí con intención. Un amago de sonrisa destelló en su cara. Nos miramos y ya no sentí el poco frío que había en el ambiente, ya no tenía la sensación de que estaba mal mentir.

10 Razones para Conquistarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora