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"Soy malo en la cama, lo acepté."

Capítulo 24.

Nunca es bueno encerrarse cuando estás enojado con el mundo, porque el Mundo no te deja en paz un instante.

Les contaré lo que pasó detalladamente este fin de semana, cabe aclarar que sigo en una especie de shock post-primer orgasmo:

Sábado. 16.30

El teléfono no dejó de sonar en todo el día, nunca fui tan solicitado.
Y me molestaba que venga, de repente, tanta pero tanta atención.

Dormí plácidamente toda la tarde, me negué a comer, no por el echo de la situación, sólo que no tenía hambre. Mi mente no dejaba de pensar que mi hermana pudo haber tenido otro final.
Ella me odiaba pero yo la amo y eso no va a cambiar.

Me levanté de la cama una única vez y me dirigí al baño.
-Por Dios, tienes un aspecto horrible.- Me giré al escuchar la infantil voz de Molly.
Ella me miraba con su característica mano en la cadera, y una mueca desagradable en el rostro. Quería volver a largar un llanto amargo, porque me puse a pensar en las cosas imprevistas que el futuro tiene para nosotros. Pensé, también, en los finales depresivos, tristes y dramáticos. Y que la persona que los ve plácidamente de su sillón, en una serie y en la ficción; se puede ver en vuelta en medio de un capitulo de Skins. Y me dolió en el pecho esa soledad que se siente al golpear con una realidad dura y desconocida.
Me agaché a su altura, y la abracé, pero el momento no duró mucho.

-¡MAMAAAAAAAAAÁ!- Gritó con fuerza. Me aturdió completamente, en esos dos pulmones había demasiado aire. Me alejé exaltado, posando mis ojos en su mueca completamente horrorizada.

-¿QUE PASÓ?- Exclamé, mientras mi mamá venía corriendo por el pasillo, secándose las manos en un delantal de cocina. La opresión en el pecho volvió a aparecer, si mi madre se llegará a enterar algúna vez lo que verdad era su hija, no me cabe duda que no va a poder salir de la depresión esta vez. Ya se culpaba, más que nadie, del suicido de Juliette.

-¡¿QUE SUCEDE, MOLLY?!

-KYLE ME ABRAZÓOOOOOOOO

Miré a mi mamá de manera incrédula, mi cara paso de la preocupación a la seriedad automáticamente.
La mujer que me dio la vida rió con ganas, como si en ves de sus hijos fuéramos su novela de las tardes.
-¿Y ESO QUE TIENE MOLLY?- Grité medio enojado. Ambas mujeres me miraron asustadas.
Me disculpé en un murmuro y me encerré en el baño. Prendí la ducha con desgano, ya no tenía ni lágrimas para llorar.

Mi mamá tocó la puerta, no respondí. Volvió a tocar y murmure, algo estúpido, ya que ella no lograba escucharme con el constante sonido del agua contra la ducha. Asustada, supongo, abrió la puerta y suspiro al verme tras la cortina, asomando mi cabeza húmeda.

-¿Que sucede contigo, cariño?- La ternura impregnada en su voz, hizo que las lagrimas me repiquetearan tras los parpados. Nunca estuve tan emocional en mi puta vida.

-No sé mamá.- Susurré, saliendo de la ducha y cubriendo mis partes con una toalla de algodón.

Me senté a su lado, en un banco que siempre había en mi baño. La miré fijo a los ojos.

-Sabes que puedes confiar ciegamente en mi, contarme lo que sea.

Lo que sea no, mamá. Y es mejor así, solo que me gustaría poder, de alguna manera drenar el dolo que se siente de manera punzante cuando pienso en las tragedias que azotan a la gente buena. Quizás Juliette no era buena persona, pero yo me considero que lo soy. ¿Porque también debería sufrir?

-¿Porque la gente buena sufre, mamá?- Ella suspiró y se acomodó un cabello tras las orejas. Me paso la mano por el cabello mojado, de manera maternal me sonrió.

10 Razones para Conquistarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora