Capitulo 23.
"Quiero que lo intentemos...".
Juliette. Pasado.
No era la primera vez que miraba a Dallas a los ojos, pero podía declararme completamente enamorada.
-Cuéntame de tu vida, muñeca.
Estábamos acostados en la cama del motel, en esa habitación que íbamos siempre. Antes nos habíamos tragado unas pastillas, amaba la sensación que me daba este mundo nuevo, donde podía ser cualquier cosa menos yo, aunque realmente no tenía idea quién era yo.
Y aún amaba más ese brillo de locura y admiración en la cara de Dallas, era gratificante saber que una muchacha simple como yo podía tenerlo loco. (Y no por el simple echo de tener una vagina, hablo de todo mi yo interior).-¿Mi vida? Soy la melliza mayor de un matrimonio muy aburrido. Adoro el tenis, aún más que esas pastillas que no me acuerdo su nombre. Estoy sola, con mi hermano no me entiendo en lo absoluto. Él es una maldito perdedor envidioso, su nombre es Kyle y esta enamorada de la nerd que suelo decir que es mi mejor amiga.
No sabía si era la droga que me hacía hablar sin barreras alguna, o el sentimiento de confianza que me generaba mi chico malo particular, cuando acariciaba mi cintura con su pulgar, y me miraba directamente a los ojos, era encantadoramente explosivo.
-Vaya... escondes mas de lo que aparentas bajo esa falda bonita.
-Suelen decírmelo.
-¿En serio?- Dijo con un tono molesto Dallas, había notado ese enojo tonto que le agarraba hasta con lo más simple. Él era celoso, más que celoso, yo diría posesivo. Asquerosa y estúpidamente posesivo. Me repetía constantemente que no eramos nada, pero que ni me atreva a estar con otro porque era mujer muerta. Ese miedo que él me inspiraba, por alguna razón, provocaba en mi mucho morbo. Me hacía quererlo con una locura que asustaba, me obligaba a no alejarme nunca de él. A seguir sus pasos.
-Es broma, cariño.- Yo siempre fui independiente, pero desde que lo conocí siento que lo necesito a cada segundo de mi vida, y no hablo de una manera únicamente sexual... es como si fuese mi oxigeno.
Era una relación tan esquizofrénica, dolía tanto pero a su vez amaba ese ardor que sentía al respirar el mismo aire que él. Dolía en el centro del pecho, sabía que estaba mal, pero me consumía, Dallas era un puto parásito.
Si Dallas moría, yo moriría con él sin dudarlo. Pero tenía en claro que él no iba a morir ni por mi, ni por nadie. Ni siquiera, por él mismo.
-Tengo algo nuevo para ti.- Se levantó de la cama, envolviendo su desnudez en una sabana roja sangre, agarró la mochila negra que siempre traía tras su espalda en la Ducatti. Volvió a sentarse a mi lado, una sonrisa hermosa decoraba su rostro, como cuando los niños abren sus regalos en navidad. Tan hermosa como las espinas de una rosa.
En su mano tenía dos pastillas blancas, que llamaban fuertemente mi atención. Era grandiosa la sensación de estar fuera de uno mismo.
-¿Que son?- Dije dudosa, todavía me quería un poco a mi misma.
-Esa es la mejor parte, no tengo idea.- Rió tontamente, y se trago una ofreciéndome otra. Mire su mano dudosa, él me respondió la mirada con otra burlona. Insistió en la pastilla, moviendo sus dedos hacia mi.
-No me digas que tienes miedo... como sea.- Cuando se la estaba por meter a la boca, me subí a horcajadas de él. Metiéndome sus dedos, junto con la pastilla en la boca. Él sonrió extasiado, como si el morbo y la droga ya hubieron echo efecto en él. La tragué antes de sentir el gusto amargo del comprimido, y minutos después estaba en el mismo estado que Dallas. Drogada hasta la nuca.
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10 Razones para Conquistarte.
Teen Fiction"¿Tus razones son suficientes para dejar tanto dolor?" //Idea original. Completa.//